sábado, 15 de agosto de 2015

3 al 9 de agosto. Suances.


                                                 POTES


  Pasados ya unos días en el norte. Santander, Laredo, Santoña, Suances…, Potes, Santillana del Mar, Fuente Dé…, el día de la partida, a la recepcionista del hotel, cuando liquidaba las cuentas, le he dicho: vosotros no sois conscientes de vivir en el paraíso ¿verdad? Me ha respondido que sí, y que incluso el cielo riega de vez en cuando el paisaje para mantenerlo verde. Suances, que es donde nos hemos alojado, tiene una de las playas más hermosas que he visto nunca: La Playa de la Concha y sobre todo la playa de Los Locos. Arena fina, mar lleno de olas espumosas y verdor por todas partes. Llenas de gente joven haciendo surf. Cómo me gustan los surferos. Yo, que me levantaba temprano para caminar mientras los otros se desperezaban, los vía salir con sus trajes de neopreno, corriendo por la arena con sus tablas de surf a cuestas, y luego bregar con las olas durante horas y horas... Buena comida –yo creo que he salido a kilo por día- y gente simpática. Y encima, en un puesto del paseo marítimo, había un tenderete de libros; muchos usados, y he encontrado dos joyitas a cinco euros: Una biografía de Lytton Strachey, de Michael Holroyd y Autorretratro sin retoques, de Jesús Pardo. No me lo podía creer: la gente pasaba por allí delante de todos esos libros tan baratos, y casi nadie miraba ni compraba nada. Pero, menos mal, que hablando con la dependienta, me confesó que sí vendían bastante, sobre todo literatura juvenil y de aventuras; algo es algo.

 
                                                 FUENTE DÉ

 Eso sí, días nublados y alguna llovizna por las tardes. Un lujo como de aire acondicionado y sombrilla naturales, en el que por las noches uno se tapaba felizmente con la sábana y la colcha.

                                                   UNA PAREJA APROVECHA PARA LEER EN LO ALTO DE FUENTE DÉ



                       PUERTA DEL MONASTERIO DE LIÉBANA


                       PLAYA DE LA CONCHA. SUANCES, AL ATARDECER.

Y aunque no he podido leer mucho, en las esperas, le he hincado el diente, precisamente, a La Educación Sentimental, de Flaubert. Grande Flaubert, y muy divertida la escena en la que Frédéric Moreau se bate a espada con el barón Cisy. Mucha preocupación, como ahora, por el dinero.

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