martes, 26 de mayo de 2015

LA TIJERA. ERNST JÜNGER.




  La Tijera es el libro que a Jünger le sirvió para decantar toda su vida, toda su obra. Un resumen de sus ideas y apuntes de una existencia larga y rica, llena de talento e ideas. Sus diarios “Tempestades de Acero”, “Radiaciones” están entre las cosas más impactantes e importantes que he leído. Miles de páginas en las que siempre va a la almendra de lo que quiere decir. Cosas variopintas en interesantes que van desde los insectos, el arte, las religiones, el progreso o la guerra. Seco y directo como una flecha de hielo.
  Y es curioso porque siempre he dicho que la idea que tenemos de un escritor nos la da siempre lo primero que leemos de él. Y hace muchos años leí “Sobre los Acantilados de Mármol” y no entendí nada de tan hermético era su estilo y su idea. Hay en cambio una frase de ese libro que viene bien a estos días de post elecciones y odios: “Profundo es el odio que entre los corazones abyectos arde contra los seres bellos”.
  Sin embargo una recomendación de sus diarios de alguien que yo admiraba me hizo darle una oportunidad y años después he leído muchas páginas suyas, muchísimas. Quizá demasiadas. Éste será lo último que leo de él porque fue lo último que escribió y porque ya no espero gran cosa; sólo tal vez la relectura de sus estupendos diarios: Ocho tomos contando sus prescindibles diarios de guerra que editaron en español hace poco.
  La Tijera, ya para acabar, es, creo yo, una selección de una especie de entradas de un dietario de lujo forrado en piel de oro. Y éstas mis pepitas de oro puro aceite de oliva virgen extra: algunas de las entradas que más provecho me han proporcionado:

 1.- “También la fe deja tras de sí fósiles, igual que los deja la naturaleza en las pizarras litográficas. Desde que se inventó el telescopio han desaparecido los habitantes de la luna, los selenitas –eso no introduce ningún cambio en el hecho de que el Universo está vivo”.
 2.-“Más lejos apunta la sospecha de que lo que falla no es sólo la ejecución, sino ya el plan mismo –de que, por tanto, el ser humano es errado en cuando especie, y, consiguientemente, en cada uno de los individuos. Schopenhauer llega a la conclusión de que sería mejor que no hubiéramos nacido, y Niezsche quiere cambiar la especie”.
3.- “Ser felices sin trabajar es un sueño que todos tenemos. Ese deseo se cumple sin esfuerzo alguno. La fortuna colma de regalos preferentemente a quienes son pobres de espíritu y de riquezas y son también infantiles, como Aladino.
  Raras veces llega sola una desgracia, y ello por buenas razones: la desgracia es contagiosa…”.
 4.- “La noción de felicidad perfecta es manifiestamente difícil, más aún, imposible, igual que lo es la explicación satisfactoria de un texto con respecto al cual lo único que puede ofrecerse son interpretaciones. Los paraísos son proyecciones efectuadas desde un mundo que se mueve en el tiempo y que por ello es imperfecto; con frecuencia son además ingenuas. El cazador sueña con los cazaderos eternos, el esquimal no quiere un paraíso sin focas. El einheria desea proseguir la guerra también en el más allá; sus heridas sanan cuando cae la noche, que él  pasa sentado en la mesa de Odín y en brazos de walkirias vírgenes”.
  5.- “La teodicea es la justificación de Dios por el hombre; intenta explicar las razones de que el Todopoderoso pueda permitir el mal. Los animales no conocen esas cuitas. Moralmente viven antes del pecado original, aunque participan de sus consecuencias; también ellos las padecen”.

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