He sentido de alguna
manera la muerte de este escritor de novela negra; quizá porque me gusta mucho
todo lo que escribe su hijo Enric González. “Un maravilloso padre que nos enseñó
a reír en las dificultades”. Y a pesar de tener su novela, Premio Planeta del
84, -año mítico-, no había leído nada suyo. Ahora, como homenaje, he querido remediarlo.
Tiene una manera
peculiar de escribir este hombre. Una forma clara y ordenada de exponer los
hechos y los personajes. Cosa que es de agradecer en la novela negra. Muchas
veces uno pierde el sentido de los hechos y se va despegando poco a poco. El
inspector Méndez es un tipo pasado de rosca, algo machista y muy leído. Su apartamento
está forrado de libros y en su bolsillo siempre porta alguno. Piensa y expone
reflexiones para explicar el mundo y la vida, y el lector comprende que asiste
a la representación de un tipo con sabiduría y experiencia.
No hago más que leer novelas
y sin embargo es de las cosas que menos
me gusta leer. Me es difícil dejarme engañar por la trama. Casi siempre me
digo: no me importa quién haya matado a la mujer del pecho cortado. Me da igual
que el principal sospechoso sea el que quiera mostrarnos, como tal, el autor.
Pero éste, González Ledesma, es muy hábil a la hora de tejer las escenas para
que el lector se vaya interesando. Al final, en esta mañana de domingo gris y
desagradable de una primavera recién estrenada, me ha dejado atrapado y no he podido moverme de la
cama hasta haberla terminado.
Frases que he remarcado:
“La policía no cree en casualidades
angélicas, aunque uno recuerde que el banquero Juan March se mató chocando en
una carretera solitaria con el automóvil del presidente de Iberduero, o sea que
se envistieron dos de los hombres más ricos de España”.
“-Demasiados problemas. A veces
no vale la pena ser rico. –Dijo Marta con voz opaca.
-Sí que vale la pena. Lo que
ocurre es que el oficio del dinero es eso: Tiene complejidades y da preocupaciones.
La gente cree que es sencillo, y se equivoca: no lo puede creer cualquiera.
Ahora ya se empiezan a crear escuelas del dinero: cursos Master y toda esa
coña- Pero oye lo que te digo: el dinero es instinto, lo tienes o no lo tienes.
Y luego es técnica: lo dominas o no lo dominas. El que piense que por tener dinero
lo tiene todo, va dado nena. Debe aprender a sufrir por él”.
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