Después de quedar emocionado escuchando la
conversación que tuvo con Olga Lucas, periodista, y su mujer desde el año 2003,
en la Fundación Juan March, vi este libro en la librería y no pude ceder a la
tentación de comprarlo. En él se habla de la estancia en el hospital neoyorkino
Monte Sinaí a causa de un problema del corazón. Y como les pasa a los que están
a punto de morir, hace un repaso de su vida: su niñez en Tánger y en un pueblecito
de Soria, sus estudios, la muerte de su padre, y el hacerse cargo de su
familia, las oposiciones a aduanas, la guerra civil, su trabajo como
catedrático de estructura económica, etc. También habla de las relaciones
humanas cuando conoce allí a una mujer que le cuenta sus penas de amor. También
los estragos de los electroshocks, las medicinas, las horas lentas pasadas en
la UVI y en la habitación, la ayuda abnegada de su hija y de las enfermeras, su
relación con los doctores… Pero en Sampedro hay siempre un tono optimista, ya
hable de la vida, de la guerra o de la muerte. Escuché hace poco a su viuda
contar cómo estaba preocupado en conservar hasta el final su dignidad de hombre
bueno y sencillo. Y a decir de ella, lo consiguió; murió tranquilo.
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