Como dice el título, el hilo conductor de
estas narraciones es el mar. El mar y la pesca es un tema que suele tocar el
ampurdanés en sus escritos. Las historias sin embargo están separadas en el
tiempo. En la primera, Bodegón con Peces, Pla apenas es un muchacho de veinte pocos
años. En algún lugar he leído algo y lo he deducido pero… ¿no podría poner el
editor cuándo fueron escritas las cosas? En cualquier caso siendo tan joven
este hombre parecería haber nacido ya con el adjetivo colgando. “Yo creo que es
una buena cosa, siempre que sea posible, prescindir de los peces serviles y
aduladores que se dedican a imitar a la clase fina. Es un mal asunto sustituir
los calamares por la pota y el lenguado por el gallo… A veces esto es difícil,
porque la bolsa no da para más. Los pobres hemos de tener mucha paciencia y a
menudo no hay más remedio que utilizar las falsificaciones de la naturaleza. A
veces da la impresión de que la naturaleza y el capitalismo han firmado un
pacto de amistad de duración eterna”. El relato es un repaso por toda clase de
suculentos pescados y su manera de cocinarlos. Se habla de cómo se pescan –deliciosa
su explicación de la forma y orígenes de los anzuelos-, cómo se cocinan y cómo
se comen. Él, siempre con el pescado encima de un trozo de pan. Dan ganas,
viendo las imágenes, de ponerse. “A los salmonetes la barba les sirve para
comer. A algunas personas respetables, la barba les sirve para lo mismo”.
La segunda historia es Un viaje frustrado. En ella Pla emprende un viaje
en una pequeña embarcación por su costa, la Costa Brava, con Hermós, un paisano
grandote, simpático y algo brutote, querido por todos, cincuentón, mayor que él.
El objetivo es ir a ver a los amigos, comer, hablar, beber, fumar y dormir. En
esta narración se puede contemplar lo que podría ser la felicidad: “El sol
brilla en la escama del pescado y en las gotas de aceite de los alimentos; pone
un centelleo en la carnosidad del pimiento y en la botella de vino. La mañana
es gloriosa. El sol aprieta. El deslumbramiento del cielo, de un azul intenso,
parece un lecho de delicias. El viento amaina lentamente”.
La tercera se llama Derrelictos, Historias de barcos hundidos. Reportajes
estupendos donde se nos cuentan las catástrofes que ocurrieron a diferentes
barcos que acabaron sus travesías en las inmediaciones del Cabo de Creus. Y los
intentos algunas veces de reflotarlos. La curiosa historia del Fedón, un barco
cargado de alubias, vagando por toda la costa catalana en busca de un comprador
que nunca encontró, quizá buscando en el naufragio una indemnización del
seguro.
En la cuarta historia, Uno de Begur, se narra el caso de un músico
vagabundo, muy malo, que aparecía de vez en cuando por su pueblo. Como dice
Pla, en aquella época tampoco importaba tanto porque los payeses no tenían
muchas pretensiones. “Tenía la repetición y la insistencia tan fácil que antes
solían cansarse los jóvenes de levantar la pierna que él de rasguear el arco
sobre las cuerdas desgastadas”. Luego cuenta las cosas que le contaba el
músico: historias fantásticas sobre la guerra y los submarinos, y de cómo
torpedearon un barco, casi por deporte, cuya bodega estaba atestada de
caballos. Pobres animales.
Cierra el libro la historia El naufragio del Cala Gatiota. Es un reportaje
periodístico en toda regla sobre un naufragio del que no se supo nada.
Desapareció para siempre en el fondo del mar. Se entrevista para hacer dicho
artículo con el notario Dalí, padre del
pintor, quien le reclama para reactivar el caso después de tres meses para que
las compañías de seguro resolvieran a favor de las desamparadas familias.
Entretanto hablan de muchas otras cosas. “El padre del pintor Dalí hizo una
pausa y siguió: -usted también ha conocido a mi cuñado, el librero Domenec, de
la Rambla de Barcelona. La librería Domenec. La librería era buena, ¿no cree?
-¡claro que lo creo! Era la mejor de Barcelona incluso cuando yo estudiaba.
Había la autenticidad de los libros, los libros que se venden poco y que a la
larga son los únicos que se venden siempre. Los libros que hay que tener y
conservar”.
Josep Pla. Siempre una delicia de lectura.
2 comentarios:
A estas alturas la naturaleza ya debe haberse dado cuenta de que el pacto de amistad eterna lo firmó con un redomado tramposo: mientras alimentaban mejor la fantasía del pobre que su estómago, el capitalismo, por la espalda, talaba los bosques, contaminaba los ríos y calentaba el planeta. Por lo demás, estas historias del mar, como tú las presentas, y conociendo la prosa sensitiva y sencilla de Pla, suenan, tal y como dices, deliciosas. Ya he comprobado que tienen el libro en mi biblioteca pública de cabecera, y no tardará en caer. Saludos.
Seguro que te gustarán Juan. Volverás a saborerar esos espetos insuperables del Mediterráneo.
Y muchas gracias por el enlace al documental de Camus. Me gustó muchísimo.
Un saludo.
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