miércoles, 24 de julio de 2013

GERALD BRENAN, EL CASTILLO INTERIOR. BIOGRAFÍA. JONATHAN GATHORNE-HARDY.





 Recuerdo perfectamente la primera vez que vi este libro en las librerías. Su precio, 36 euros, me echó para atrás. Me apetecía porque había leído algunas cosas relacionadas con él en los periódicos, había visto la estupenda película de Fernando Colomo y leído Al Sur de Granada. Había donado su cuerpo a la ciencia y había permanecido durante catorce años en la facultad de medicina de Málaga hasta el año 2001, se hicieron al respecto varios reportajes en periódicos y revistas. Sin embargo, de manera increíble, lo vi en la última feria del libro antiguo y de ocasión por menos de la mitad del precio. El libro es el prototipo de lo que es un libro de biografía anglosajona: se pretende contarlo todo con rigor y amenidad. Está muy bien escrito a pesar de que a veces, en un mismo párrafo, se hable de las siguientes cosas: de comprar una bicicleta, de un accidente con la misma, del ejército de Hitler, de que nevaba, del correo, de donar sangre, de la gata, de que la mató un perro.  Pero es de todas formas una lectura adictiva para alguien al que le guste el mundo de los libros, el de los viajes o el del mundo interior, el Castillo, las mujeres de su vida, la historia de España que hubo de vivir.  Está basado, aparte de en su obra autobiográfica, en los diarios y en las cartas que a lo largo de su vida mantuvo con numerosas personalidades de la cultura.

  Murió muy anciano aunque alguna vez sopesó la idea del suicidio: llevaba siempre a mano una píldora de cianuro como las que llevaban los nazis para ingerirlas en caso de ser detenidos. Solo se me ocurre un par de cosas por las que se aferró a la vida hasta el final: el amor y los libros. Sólo cuando se dio cuenta que le fallaban esos pilares, solo y medio ciego, se dejó morir.

  Es de las mejores biografías que he leído y me ha dado un hambre tremenda para leer su “Memoria Personal” y “Una vida propia”. También, por qué no, El Laberinto español. 
  Una cosa de la que me he acordado ahora y que transcribo es la desolación que me produjo leer que para Gerald su vida le había parecido desaprovechada. Un hombre que ha amado a mujeres hermosas, que ha viajado a un sin fin de países, que ha escrito libros postreros.

3 comentarios:

Madison dijo...

Este me interesa.
Un abrazo Hermi

Hermi dijo...

A pesar de su tamaño lo he leído con sumo placer. Es de esos libros en el que el paso de las páginas se vive con verdadera pena. Uno se enamora del personaje y siente las alegrías y las penas de su vida.
Un abrazo.

Unknown dijo...

Cierto todo lo que dices, gran libro cuya lectura te engancha hasta el punto de ir viendo con pánico que el libro puede terminarse