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EL BLOCAO. JOSÉ DÍAZ FERNÁNDEZ.
El Blocao, Novela de
guerra marroquí, me ha sorprendido de diferentes maneras, todas ellas
gratamente. Después de haber leído algunos libros sobre el Desastre (Abd
el-krim y la Guerra del Rif, del periodista estadounidense David S. Woolman; el de Leguineche, Annual
1921; Historia Secreta de Annual de Juan Pando; Imán de Ramón J. Sénder; Melilla,
Apuntes de Historia militar de Severiano Gil Ruiz, etc, además de decenas de
artículos) ya tenía varias referencias de esta novela. Pero yo pensaba que iba
a ser una recreación más o menos realista de las durísimas condiciones de vida
que tuvieron que vivir aquellos pobres soldados en tierras calcinadas por el
sol y la pobreza. Y ciertamente es así, se describe sobre todo el aburrimiento,
porque en la guerra casi lo peor es la espera, el denso aburrimiento. El
escritor los llama “cadáveres verticales”. Pero también es un retrato de la
lujuria, de la falta desesperada de una generación de jóvenes que se vieron
privados del contacto con una mujer durante meses o años. Y para demostrarlo el , para mí, mejor capítulo
de todos: el último: Convoy de amor. La guapa mujer de un teniente se presenta
a su coronel con la esperanza de que le lleven a ver a su marido. No le valen
las explicaciones sobre el gran peligro y las incomodidades que habrá de pasar hasta el blocao. Pero ella está decidida y el coronel encarga su escolta
a un cabo y varios soldados. No cuento más pero es un gran error llevar a
mujeres atractivas en expediciones formadas por hombres “sedientos”. Que se lo
pregunten al protagonista de El extranjero, quien en la cárcel se lamenta sobre
todo de la falta de contacto con una mujer. O a Pedro de Ursúa, protagonista de
la novela que leo estos días: quiso llevarse a su querida Inés de Atienza en
contra de todos los consejos y la cosa acabó peor que mal.
Inolvidable El
Blocao.
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