La obra de este poeta catalán ha sido injustamente olvidada. Bien es cierto que fue escasa. Y para empeorar las cosas, Gil de Biedma, le excluyó de una antología por motivos de índole personal. Aunque en un libro suyo escribiera:
“ lo único que importa es concluir manifestando mi admiración y mi respeto por Alfonso Costafreda, que apostó toda su vida a una sola carta : ser poeta”
Otro amigo diría de él: “Alfonso vivía para escribir poesía, para ser poeta; todo lo demás... no sólo los ponía en un segundo lugar, sino en otro plano de su vida y de su mundo”
Otro diría que la poesía llegó a devorar su vida.
Creo que no pudo soportar la diferencia entre lo que imaginó y la realidad de lo que era tener una vida de poeta.
Se hizo funcionario internacional en la OMS. Se casó en Londres y se estableció en Ginebra. Dijo que jamás regresaría a España mientras durara la dictadura de Franco.
Su último libro de poemas se tituló Suicidios y otras muertes. Era muy amigo de Gabriel Ferrater; el primer escritor del que hablo en este post interminable.
Nació en Tárrega en 1926 y apareció muerto en el pasillo de su casa en 1974, atiborrado de pastillas. Tampoco había cumplido cincuenta años.
Otro amigo diría de él: “Alfonso vivía para escribir poesía, para ser poeta; todo lo demás... no sólo los ponía en un segundo lugar, sino en otro plano de su vida y de su mundo”
Otro diría que la poesía llegó a devorar su vida.
Creo que no pudo soportar la diferencia entre lo que imaginó y la realidad de lo que era tener una vida de poeta.
Se hizo funcionario internacional en la OMS. Se casó en Londres y se estableció en Ginebra. Dijo que jamás regresaría a España mientras durara la dictadura de Franco.
Su último libro de poemas se tituló Suicidios y otras muertes. Era muy amigo de Gabriel Ferrater; el primer escritor del que hablo en este post interminable.
Nació en Tárrega en 1926 y apareció muerto en el pasillo de su casa en 1974, atiborrado de pastillas. Tampoco había cumplido cincuenta años.
1 comentario:
A mi éste es uno siempre me ha gustado mucho:
Pero aún pudo verte, un eco
que caería a tientas
con la antena de las palabras, lomo
de la separación.
Su rostro suavemente resignado,
la lámpara que ardiera;
mas de repente surge
dentro de mí una llama
en que susurras con dolor. No. Nunca.
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