miércoles, 15 de julio de 2009

67.- ¡Esas traducciones!


A pesar de tener varios cientos de libros en casa suelo recordar, cuando voy a comprar uno nuevo, si lo tengo o no. Hace poco compré unos cuantos títulos y aprovechando la muerte de Updike, compré su “Corre Conejo” pues había leído algunos libros suyos y había leído críticas entusiastas de escritores a los que admiro. Siempre, cuando adquiero algún libro, lo pongo cerca del ordenador y cuando tengo un rato los introduzco en una base de datos. Cuál fue mi sorpresa cuando comprobé que “Corre Conejo” ya lo tenía desde hacía un montón de años. Una edición en tapa roja y dura de Seix Barral del año 1970, traducido por Baldomero Porta, robado de quién sabe qué casa o biblioteca u olvidado por quién sabe qué dueño. El caso es que recordé que no había terminado de leerlo porque me pareció infumable, mal escrito. Así es que lo guardé en la mochila con la intención de devolver el libro, la edición nueva de Tusquets traducida por Jordi Fibla, a la librería. Pero en el metro comencé a hojearlo y no me pareció tan malo. Incluso diría que tenía fuerza; que era cojonudo. Así que descarté recuperar los 8.95 € que me había costado y me puse a la tarea de leerlo sin ningún prejuicio. Lo estoy acabando y en verdad que es una buena novela.

Para mí una traducción es la interpretación de una obra literaria, de una obra de arte; es decir, es volver a escribir el libro intentando respetar el estilo pero debiendo elegir –no se puede de otro modo- cada construcción de la frase y cada palabra. Bordeando si es preciso la literalidad y utilizando expresiones que se adecuen más al idioma traducido.

Un ejemplo de párrafo de Baldomero:

”Conejo percibe la verdad: aquello que se había separado de su vida, habíase separado irrevocablemente; ninguna pesquisa serviría para recobrarlo. Ningún vuelo lo alcanzaría. Estaba aquí, debajo de la población, en aquellos olores y aquellas voces que se habían quedado atrás para siempre. Lo mejor que se puede hacer es someterse al sistema y dar a Nelson la oportunidad de seguir el curso de este sistema, tal como lo hizo él, sin darse cuenta. La plenitud termina cuando le pagamos el tributo a la naturaleza, cuando engendramos hijos para ella. Entonces la naturaleza ha saldado las cuentas con nosotros y nos convertimos, primero por dentro, luego por fuera, en chatarra. En tallos secos”.

¿A qué jugaba este hombre?

Un ejemplo de párrafo de Fibla:

”Harry percibe la verdad: aquello que ha salido de su vida lo ha hecho de un modo irrevocable, y por mucho que lo busque no le recuperará. Ninguna huida podrá darle alcance. Estaba aquí, debajo del pueblo, en estos olores y estas voces, para siempre detrás de él. La plenitud cesa cuando pagamos a la naturaleza su rescate, cuando engendramos hijos para ella. Entonces ella ha terminado con nosotros y, primero por dentro y luego por fuera, nos convertimos en chatarra, en tallos de flores”.

Es verdad que se podría escribir este párrafo de mil maneras distintas pero creo que éste, el más actual, es menos prosaico, tiene más estilo. Mañana lo acabaré; ahora, a por una cervecita bien fresca.


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