Hace muchos años, hablando con un familiar experto en telecomunicaciones y aficionado a la historia, le animé a escribir en el futuro una historia de las comunicaciones humanas. Aquello se fue por otros derroteros, otros caminos del conocimiento y no se llevó a cabo. Este escritor israelí lo ha hecho con este libro. Desde los primeros hombres sobre la tierra hasta nuestros días. Qué nos deparará la Inteligencia Artificial. A qué peligros y aciertos nos enfrentamos.
En la portada una paloma y una huella digital. El camino que va desde las guerras antiguas al acceso a sistemas con nuestra huella digital. Hasta ahora había yo renunciado a eso, a dejar huellas físicas en entornos digitales, valga la redundancia, pero al estreno de un nuevo dispositivo, más potente, más moderno, es así como entro ahora. Cedemos más y más datos nuestros. Pronto el “sistema” sabrá más de nosotros mismos que nuestra madre o nuestra compañera de vida.
Internet es la biblioteca de Babel que imaginó Borges. Si no está todo, pronto lo estará. El conocimiento, el comportamiento, las finanzas, la medicina, la robótica, el arte, la historia, la literatura, cada cosa que haya escrito el hombre a través de los tiempos. “Cualquier teléfono inteligente contiene más información que la antigua biblioteca de Alejandría”.
Qué si no es el dinero: unas cifras en las que hay la convención social de que tiene el valor que tiene y que puede variar con el tiempo o con vicisitudes de la historia. “En 2010 HL compró dos pizzas por 10.000 bitcoins. En 2021 un bitcoin tenía el valor de 69.000 dólares”.
De la contraportada: “Nexus es el trepidante relato sobre cómo hemos llegado a este momento, y sobre las decisiones urgentes que debemos tomar para sobrevivir”.
“Internet prometió conocimiento infinito”.
El conocimiento ha salvado vidas y para demostrarlo pone el ejemplo de Goethe, quien tuvo cinco hijos de los que murieron todos excepto en mayor, que se salvó porque no le afectó la incompatibilidad del Rh. Tengo unos conocidos hermanos cuya madre fue tratada en el segundo embarazo de eso mismo para salvar al segundo.
“Lo único que le interesa al ser humano es el poder. Decir que nos interesa algo distinto –como la verdad o la justicia- no es más que una estratagema para alcanzar el poder”.
“No hay religión ni imperio que consiga sobrevivir mucho tiempo sin una fuerte creencia en la existencia de un dios, una moneda, un código legal o una moneda”.
“Religiones como el judaísmo, el cristianismo y el islam siempre han creído que en algún lugar por encima de las nubes hay un ojo que todo lo ve, que da o resta puntos por todo lo que hacemos y que nuestro destino eterno depende de la puntuación que obtengamos”.
Una cosa que siempre he pensado pero resuelta perfectamente: No olvidemos lo que ocurrió cuando los bolcheviques intentaron corregir las muchas injusticias de la Rusia zarista y construir una sociedad perfecta empezando de cero”. Ay, qué hubiera sido de la historia si se hubieran impuesto las visiones mencheviques.
Conclusión: “Hasta donde sabemos en la actualidad, simios, ratas y los animales orgánicos del planeta Tierra pueden ser las únicas entidades conscientes de todo el universo. Si la manejamos mal, la IA podría extinguir no solo el dominio humano sobre la Tierra, sino la propia luz de la consciencia, y convertir el universo en un entorno de oscuridad absoluta. Es nuestra responsabilidad impedirlo”.
Ese familiar que años después estudió astronomía y física nos dio una conferencia. Sólo recuerdo las distancias siderales, descomunales del universo conocido. Al final levanté la mano y dije algo parecido: somos los únicos seres que somos conscientes de nosotros mismos y del universo. Él me dijo, señalando esas dimensiones descomunales, que estaba seguro que en alguna parte debía haber otros seres con capacidades más elevadas. Viendo el espacio, nunca lo sabremos.
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