No tenía absolutamente ni idea de quién era
este autor estadounidense. Pero en la casa de la familiar de Fernanda (seguirá durante
meses esta referencia) lo vi en la humilde colección de Austral y vi que el
título era un escueto Diario.
Resulta que este “desconocido” fue conocido
de personajes como Lord Byron, Goethe, Chateaubriand, el Príncipe Matternich (“Soy,
por carácter y por hábito, constructor. La monarquía es, por consiguiente, la
única forma de Gobierno que se adapta a mi espíritu”, Boswell, Carlyle, Walter
Scott, o la misma Madame de Staël.
Ha sido leído en un par de días. Prosa
sencilla, de la gente que sabe lo que quiere decir y cómo contarlo.
Tiknor fue un profesor y crítico nacido en
Boston en 1971. Entre nuestros especialistas es conocido por haber hecho un
estudio de la literatura española.
Viajó mucho por Europa con los rescoldos aún
humeantes de la batalla de Waterloo.
Interesantes las observaciones de Madrid y de
España: “Más fuerza sin barbarie y más civilización sin corrupción”.
“Las revueltas que ahora estallan en Francia
son el principio de una guerra europea entre los patricios y los plebeyos. Veo
generaciones destrozadas por la lucha. Veo, quizá, siglos de guerras y de
desolación, pero, al final, en el remoto horizonte, veo la victoria de la
libertad”.
“Habló de Roma como un lugar donde es tan fácil
ser feliz”.
De Chateaubriand: “Esta es quizá la tragedia
de nuestra situación; quizá vivimos, no sólo en la decrepitud de Europa, sino
en la decrepitud del mundo”. Y añade. “Si yo no tuviera familia, viajaría, no
porque me guste viajar, pues aborrezco los viajes, sino porque tengo grandes
deseos de ver España, para ver los efectos que han producido allí ocho años de
guerra civil, y tengo deseos de ver Rusia, para poder estimar mejor la fuerza
que amenaza destruir el mundo”.
De Guizot: “nunca he pensado en hacerse una
fortuna y que se contenta con no tener deudas”. Esto me ha servido para
advertir a mi hermano de sus riesgosas inversiones en bolsa.
Cada libro enseña algo valioso.