miércoles, 14 de febrero de 2024

NIETZSCHE. El nacimiento de la tragedia. La ciencia jovial.

 


  Por fin escribo seguro “Nietzsche”. Siempre me ha costado: primero la z o la s… bueno, desde hace años he leído libros de él: Humano, demasiado humano, Así habló Zaratrhusta, y multiples artículos, libros sobre él, conferencias, charlas… Nietzsche es hoy día un filósofo inagotable.

  Este libro lo vi en el quiosco. El primer volumen de la colección: tres euros. Editorial Gredos. Setecientas páginas.

  Cuando leo algo de él logro entender apenas el treinta por ciento pero me pasa con músicos digamos complicados que sin embargo me gustan. O comida complicada, o relaciones complicadas. Me gustan a pesar de eso. Intuyo que hay calidad y, algo que hoy no se lleva, cantidad. Nietzsche es un filósofo que fue primero filólogo. Es un grandísimo escritor. Pero es un escritor del XIX. Es prolijo, masticador incansable de ideas. Hoy no podría ganarse la vida. O quizá sí. Quizá fuera un activista twitero triunfando a base de aforismos certeros de nuestro tiempo.

 “Prescindiendo de la muerte, solo hay dos modos de escapar del círculo vicioso de esta voluntad incesantemente instigada a desear: la compasión y el arte”. Nietzsche ahonda en el dilema de o Dios o nada. Y nos deja como responsables ante la nada: hay que buscarse la vida y dejar a Dios en paz.

  Una vez un familiar me preguntó por qué a Nietzsche se le conoce como el que mató a Dios. Le contesté como pude pero en esencia es lo que explica en muchas de las partes de este libro: Nietzsche nos deja como últimos responsables de nuestro destino, de nuestros miedos, de nuestras incertezas. Ya somos mayorcitos. Desata ese nudo expresado en “Dios o la nada”. Asumir el poder del hombre tras el proceso de aniquilación de valores supremos. “irrumpe una nueva forma de conocimiento, el conocimiento trágico, el cual, para ser soportado, precisa del arte como protección y fármaco”.

  Dirigido a los seguidores de los corruptos: “saben que se creerá todo lo que esté bien dicho”.

  “Sólo en los seres inteligentes existe placer, disgusto y voluntad; la gran mayoría de los organismos carece de todo eso”.

  “La oración fue inventada para aquellos hombres que, en realidad, nunca pensaron por sí mismos”.

  “Las condiciones de Dios: Ni siquiera Dios puede existir sin hombres sabios, dijo Lutero; pero Dios aún puede existir menos sin hombres incultos”.

  “¿Quién ha poseído hasta el momento la elocuencia más convincente? El redoble de los tambores: mientras los reyes lo sigan teniendo en su poder, seguirán siendo los mejores oradores y agitadores populares”.

  Algo que siempre he pensado pero que ha sido dicho por un sabio: la utilidad de la confesión pero a la vez la entrega de la conciencia a la Iglesia. Por qué un cura no puede casarse: “Después de que Lutero hubiera entregado la mujer al sacerdote, tuvo que retirarle la confesión, lo cual fue psicológicamente correcto: pero con ello, en el fondo, se eliminó al sacerdote cristiano como tal, cuya utilidad más profunda siempre había sido la de ser un oído sagrado, un silencioso pozo sin fondo, una tumba para los secretos”.

  Y algo que he repetido infinidad de veces: un buen político tiene que ser ante todo un buen actor: “creo que un buen diplomático está en todo momento en condiciones de llegar a ser un buen actor sobre el escenario”.

  Otra cosa que siempre he pensado: la filosofía es un pensamiento en evolución. Está bien para saber los escalones que hemos subido –o bajado-. El papel de la mujer por ejemplo: “La mujer quiere ser tomada”.

  En fin que Nietzsche es algo inabarcable, que te hace pensar. Valga esta última anotación para cerrar el “trato”:

  “El mundo se ha vuelto, una vez más, infinito para nosotros, en la medida que no podemos soslayar por más tiempo la posibilidad de que él contenga dentro de sí infinitas interpretaciones”.

 

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