Llevaba tiempo sin comprar ni leer un libro de Antonio Muñoz Molina, siendo uno de mis escritores preferidos. En el Carrefour, entre los libros manidos de siempre, best sellers y cómics vi este en formato barato de bolsillo y quise darle una oportunidad. Según mi base de datos librescos, más de cinco años. Apenas un soplo “En el fondo de sí mismo uno no cree de verdad que todas las cosas sean tan fugaces”. Son unos diarios en la pandemia mezclados con recuerdos de su infancia y juventud con la familia. Me ha gustado mucho.
Impresionante cuando relata la matanza del cerdo. Hasta un cerdo, con su vida de cerdo, se resiste a morir con todas sus fuerzas. También la descripción de los trabajos del padre en la huerta, de los tomates de la huerta de su familia en Úbeda que a veces le envían, los de “carne de doncella”. Es verdad que se le nota el sesgo. Raja de todos los políticos, de un lado y del otro, pero cuando quiere hacer sangre personaliza en los de siempre:
“La histérica presidenta regional acusa al gobierno de castigar a Madrid porque no permite todavía el regreso a la plena actividad”. Uno recuerda todas las medidas absurdas por las que hemos tenido que pasar, como que un matrimonio no pudiera salir con su hijo a pasear; sólo uno u otro, siendo convivientes. O salir a pasear todos a la vez a partir de una hora determinada. Nos convirtieron a todos los ciudadanos un poco en niños pequeños.
“Uno debería irse como se fue él, todavía fuerte, lúcido, activo, sociable, con ganas de vivir, disfrutando de la comida y el vino, de los paseos largos que daba, levantándose al amanecer dondequiera que estuviese para visitar el mercado, haciéndose amigo de los vendedores”. Así hablaba de su padre. Así me gustaría que hablaran de mi cuando me vaya. Ese, todo mi legado.
“Estaba muy dormida cuando la despertó su respiración agitada, el modo en que se removía a su lado en la cama. Oyó un estertor, como una queja, o un ronquido. Un momento después él estaba muerto. No llegó a despertarse. Quizá soñó que se moría”. Qué certeza!!
AMM tiene ese observar de los buenos escritores: observar e inventar vidas ajenas: “Hay en los movimientos de esa pareja un aire de complacencia sexual, como de que les dure todavía el rastr de dulzura de un polvo reciente”.
Referencias culturales: “Max Aub fue políticamente un raro entre sus contemporáneos, a la manera de Orwell o de Chaves Nogales”.
Este libro lo he leído durante los últimos días que pasamos en Mallorca, en las cafeterías del puerto de Sóller, En el paseo marítimo enfrente de mil barcos de vela, en las salas de espera del aeropuerto de Mallorca y Madrid. Me reconcilié con él.
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