miércoles, 9 de marzo de 2022

MEMORIAS ERÓTICAS. FRANCISCO UMBRAL


  Terminado el tomón de Felipe II y como dije, para curarme de la gusanera de El Escorial me pongo enseguida con las Memorias eróticas de Umbral. En un par de días las liquido. Se habla más de cualquier cosa que de erotismo. Poco más se puede hablar de sexo. Está dicho todo. Que si el culo así, o asá, el color del sexo, la postura…, gimnasia. Con sus amantes habla de historia, de filosofía, de política. “El problema del feminismo lo resuelvo yo en dos días aconsejando que las mujeres se pongan encima” (ojo, obra umbraliana de 1992). “La única manera de pasar por culto es no preguntar cuando se ignora algo”. “La angustia es el vértigo de la libertad”. Ésta última de Kierkegaard, que es de quien hablan entre polvo y polvo con María del Té.

 El libro tiene diecisiete capítulos que son diecisiete amantes repetidas veces amadas. Y dice que no mete más porque no le da el espacio. Este libro fue un encargo en el que se cuentan cosas verdaderas y veraces pero pasadas por el filtro de la literatura que es el mejor filtro. Lo erótico es aburrido si no se cuenta bien.

  Me gusta Umbral porque es exagerado que es como tiene que ser la literatura. Y poner dos adjetivos enfrentados porque da mucho juego. Dicen que este tipo de libros se leen con una mano. Éste no. Este se coge como un libro de historia. Habrá que consultarlo cuando queramos saber de su época. Y lo explica él mismo hacia el final: “Pese a que por este libro pueda parecer otra cosa, no ha sido uno muy dado al cosmopolitismo sexual (lo que pasa es que aquí, en función de la amenidad y huyendo de la natural monotonía del tema, he recreado algunos de los recuerdos más insólitos de mi vida amorosa). Lo que más le interesa a uno del polvo, a estas alturas de la competición, es la conversación extranjera”.

 

No hay comentarios: