lunes, 7 de marzo de 2022

FELIPE II Y SU TIEMPO. MANUEL FERNÁNDEZ ÁLVAREZ.

              

  La vida de Carlos I y su hijo Felipe II abarca prácticamente el siglo XVI, un siglo de grandes transformaciones en el mundo, 1500-1598, la época Filipina, como la llama el autor comienza en 1527. Es la época de la Armada Invencible, la de las guerras con el turco, en los Países Bajos, las Alpujarras, las Indias; avances en la ciencia y en las letras, Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, de Tiziano, de Hernán Cortés, nombres que perviven a través de los siglos. Del Escorial, huella imborrable, de Madrid, “Quizá fuera sobre todo eso: el aire de libertad que se respira en la urbe”.

  De las dificultades tan grandes en el vivir y el analfabetismo: “…Cuando es tiempo de la siega, se recogen aquí, las fiestas, muchos segadores, y siempre hay algunos que saben leer, el cual coge uno destos libros en las manos y rodeámonos dél más de treinta y estámosle escuchando con tanto gusto, que nos quita mil canas”. El Quijote.

  Tiempo de guerras infinitas, ahora que comenzamos en Europa otra guerra que creíamos desterrada para siempre.

  El libro tiene cerca de mil páginas. Puedo decir que es uno de los que menos me ha gustado del autor, del que ya voy teniendo un bagaje más que aceptable. Creo que debería haberse tomado la realización como el que hizo con su abuela, Juana La Loca o con su padre el Emperador. Más concentrado, más humano si se quiere. Quiere abarcar demasiadas cosas, demasiados ámbitos, en algunos capítulos finales da la sensación de que ha metido capítulos ya hechos de antemano, donde se vuelven a tratar temas ya tratados. Como la descripción de sus mujeres, conflictos armados, personajes cercanos.

  Me entero de cosas que ya tenía olvidadas como la detención, encierro y muerte a los veintitrés años, de su hijo Don Carlos, lleno de frustración y mal carácter y que le costó nada menos que ser apartado de la sucesión y que supuso un alivio para el padre si nos atenemos solo al tema político. Como se dice siempre: la niñez marca a toda la vida: su madre murió a los pocos días de haberlo parido y su padre estuvo ausente durante varios años haciendo las guerras por el mundo.

  No pasa nada, seguiré leyendo a este autor que tan querido se ha hecho. Tengo pendiente su libro sobre las brujas que tan de moda se han puesto ahora, sobre las mujeres, sobre las rameras que siempre han estado ahí, y sobre las monjas.  

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