Cuando vi esta novela en la Librería Solidaria dudé en leerla. Sabía algo del argentino, sabía algo de la novela, pero no sabía de lo bien que estaba escrita. Ahora me alegra por decidirme a comprarla. Además, tres eurillos.
Lo primero en lo que pensé cuando iba leyéndola es que me recordaba al Quijote: dos personajes que se van “contaminando” uno del otro. El activista de izquierdas comienza a entender al homosexual, incluso llega a ceder al impulso, y el homosexual entiende las razones del otro. Todo eso está salpicado de narración dentro de otras narraciones. El contar películas que han visto, queriendo haberlas vivido ellas. Yo tengo un primo al que los más pequeños escuchábamos embelesados contarnos Tiburón, por ejemplo. Nos gustaba más lo que imaginábamos oyéndole que cuando finalmente podíamos ir al cine a verla. Aparte de eso también tiene, en letra demasiado diminuta, una especie de ensayos en cuando al mundo sexual, citando a Freud, Brown, Marcuse, etc, muy interesantes si no me hubiera costado la vista casi.
En definitiva una novela de la que no he podido señalar nada más que su potente estilo. Quiero decir que no me hecho falta subrayar párrafo alguno. Y eso siempre es porque o es muy mala o muy buena. Esta es de las buenas.
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