No tenía grandes esperanzas de que me gustara este libro. Lo compré en el Carrefur. Me disgusta la sección de libros de los grandes almacenes porque el inventario está hecho en base a lo más vendido. Pocas sorpresas pues. Pero en una mesa aparte vi unos de saldo con una pegatina bien grande: 3 euros. Redonda y roja para que se viera bien. Es una buena edición de la seguramente desaparecida editorial Circe. Tiene peso y está bien cosido. De páginas blancas. Con fotografías de la familia y tipografía aceptable. Lo ojeé y vi que estaba traducido del francés por Javier Albiñana. Este tipo ha traducido mucho y bien. Incluso aquella vomitez llamada Marranadas de la joven “novelista francesa” que tanto, no sé porqué, ha dado que hablar. El caso es que lo compré. Son las memorias de Jean Hugo. El bisnieto del famoso escritor. Este fue pintor y amigo de grandes personajes de la cultura de su tiempo. Escribe con mucho encanto y a veces, aunque hable del horror de la I Guerra Mundial, estallo en carcajadas. Otras veces habla de las ratas, tema que me encanta en la literatura:
“Unos soldados habían cazado una rata. Uno de ellos quería matarla.
–Espera –dijeron los otros-, que hay que hacerla sufrir.
Le vertieron lentamente agua hirviendo en la cabeza y luego se la echaron a un perro que la remató”.
También cuenta que una madrugada llegó la orden de formar. Compañías, batallones, regimientos, todos juntos formando una U enorme. No sabían nada. ¿Sería una ofensiva? Entonces llegó un cortejo que resultó ser una ejecución, un fusilamiento.
“Mandaba el pelotón de ejecución un tal Leray, actor de profesión, que había llegado conmigo de refuerzo la víspera. Conforme al reglamento, lo habían designado a él por ser el brigada menos antiguo del regimiento. El momento más penoso de su actuación fue, según dijo, el tiro de gracia. El hombre había huido de la línea de fuego durante el ataque del 23 de septiembre”. Con la palabra “actuación” se explica todo lo demás.
No cabe duda que el libro, las memorias, que abarcan desde el 1914 al 1945, tiene diferentes grados de interés. Donde más en la descripción de la guerra y condiciones de la guerra. Cuando menos, en la paz de los años veinte y hasta la II. No digo que no se lo pasaran bien, pero para leerlo, nada que ver. Me ha aburrido en algunas partes así que las pasado a toda prisa. Hasta él se cansa y se va con los cartujos por temporadas. O viaja. En Inglaterra está cuando estalla la Guerra Civil española. Va a misa y después de una breve explicación el padre benedictino termina: “Es sencillamente deciros que los que llaman rebeldes no son ni mucho menos rebeldes. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén”. Ya cocían habas en otros sitios.
No está mal por 3 eurillos. Los almacenes deben estar a reventar de ediciones raras, pero sobre todo de ediciones comunes, de las más vendidas. Por cierto que ha empezado la feria y están muy contentos. Hay dinero y gente con ganas de gastarlo.
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