Lo primero que me llamó la atención cuando vi este libro en la FNAC fue la calidad de la edición. El tamaño, el color y calidad de las hojas, las ilustraciones, y, lo principal, la biografía de Zenobia Camprubí, mucho, muchísimo más que la mujer de nuestro premio Nobel, Juan Ramón Jiménez. Emilia Cortés, la autora, especialista y estudiosa desde hace un montón de años de Zenobia así como la editora de sus diarios y correspondencia. Muy interesante. Y una certeza: Sin esta mujer JRJ no habría ganado el Nobel. Ni siquiera hubiera sido el poeta que hoy conocemos. Así que, detrás de una gran mujer puede haber un gran hombre.
Leyendo la biografía de Zenobia he recordado el tremendo episodio de Marga Gil Rosset, una preciosa joven escultora, enamoradísima de JRJ, que ¡con veinticuatro años! se suicidó por su amor no correspondido del poeta.
La importancia de Zenobia en la vida del poeta:
“Fue la colaboradora y gestora de la Obra de Juan Ramón, trabajó con él diariamente en sus escritos, en el archivo, se ocupó del trato con las editoriales, de organizar las ediciones, incluso de tener al día la correspondencia del poeta en las fases de enfermedad aguda”.
Porque Juan Ramón fue un grandísimo poeta pero para la vida cotidiana, para ganarse la vida era más bien incompetente. O quizá tuvo que ser así para que todo fuera como fue. El reconocimiento de J.R.J., siempre fue rendido. Ante las casas museo, que no quiso que figurara solo su nombre, ante el premio Nobel, ante su dependencia absoluta de esa gran mujer.
Me ha emocionado mucho esa voluntad y competencia para todo en la vida. Ese don de gentes. Esa simpatía y energía para sobrellevar los sinsabores. Y ese ánimo ante la enfermedad que a la postre la llevaría a la tumba.
Y tenía quejillas de él, cómo no: “Cuando veo algo que me gusta y te miro para encontrar tu mirada, tú nunca miras ni a la cosa que me gusta, ni a mí, siempre estás a cincuenta millas lejos”.
Al final de sus vidas JRJ sugirió algunas veces que se suicidaran juntos. Tremendo proponer eso a una mujer tan vital y amante de la vida. “¿No me quieres lo bastante para que nos matemos juntos?” Le contesto muy aburrida –la puedo imaginar- “Mira dejémoslo para el jueves que viene”. Y en cuanto se da cuenta que le está tomando el pelo se acabó la tragedia. Cuánta falta hace una voz así en un temperamento hipocondriaco y depresivo. “La peor de las manías es la tensión de angustia si no está al lado de un médico”.
Es bien sabida la poca tradición hispana en escribir biografías. Esa tendencia creo que se está mitigando poco a poco. Bienvenida pues esta que tanto me ha gustado y emocionado. Un homenaje propio en este mes de marzo, el del día de la mujer. En este caso, de una gran mujer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario