domingo, 26 de enero de 2020

LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE. CAMILO JOSE CELA.



Mi hija me pidió que se lo comprara porque se lo habían exigido en el curso: último del bachillerato. Casi nunca estoy de acuerdo con los libros que les obligan a leer en el colegio. Diecisiete años no es la mejor edad para leer el Quijote, el Poema del Mío Cid, El Emilio de Rousseau, que le acabo de comprar también hace unos días, aunque lo vaya a leer también yo cuando le toque. Ya se sabe, esas buenas discusiones sobre que el hombre nace bueno y la sociedad lo malea o nace malo y la educación lo hace bueno. En fin que yo creo que con este de Cela sí que han acertado porque es un libro corto y tremendo, de hecho con esta novela se inauguró, poco después de la Guerra Civil el tremendismo que tantos seguidores creó. Yo lo he leído en dos días y me ha gustado. Si no fuera por estas cosas del colegio nadie o casi nadie leería ya a Don Camilo.
  La historia, propia de la España profunda, se desarrolla en un pueblo de Extremadura y dentro de una familia llena de seres primitivos, amargados, ignorantes, atrasados, en algunos casos bestiales.
  Pascual narra su vida mientras pena en una cárcel a la espera de su ejecución. Su padre muere alcoholizado, a su madre la mata, a la que va a ser su mujer la viola en el entierro de su hermano, deficiente mental que ha fallecido ahogado en una tinaja de aceite y, después de una bronca de bar, mata a un convecino por quítame allá esos cuernos.
  “Yo señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo”. Así, con estas palabras de confidencia dolorida comienza esta novela. Y es que, ¿cómo sería cualquier ser humano si tuviera que vivir rodeado de ese atraso, ese deambular por una tierra pobre, esa suciedad de almas, de unos parientes que no van a ser capaces de mostrar el más mínimo sentido del amor?
  Yo creo que cuando me tocó hacerlo, también debí leer esta novela en el colegio cuando tuve su edad, la de mi hija. Claro que no recordaba casi nada. Si acaso el tufillo de tremendismo, como he dicho, que destila la novela. Así que ahora, el leerla por el simple deseo y gusto por leerla, hace que uno la disfrute más.  
 

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