Declara Savater en la contraportada que Russell fue su primera tutoría
porque lo leyó antes que a nadie y que siempre le sigue siendo útil. Yo, aparte
de Russell he tenido otros maestros en esto de ser ateo. Christopher Hitchens, más histriónico y espectacular;
mantuvo su fe intacta, su fe en el ateísmo hasta el último suspiro de la
agonía. Periodista y ensayista británico. Daniel Dennett, filósofo y científico
cognitivo estadounidense que es extremadamente claro en sus justos argumentos.
Richard Dawkins, biólogo evolucionista y etólogo británico “inventor” del meme,
ese gen egoísta que sí que nos domina. Sam Harris, neurocientífico y filósofo
estadounidense… estos cuatro fueron los jinetes del apocalipsis que en el año 2007
grabaron su conversación de casi dos horas, se colgó en internet, y me
vacunaron para siempre contra la superstición. Aunque ya tenía de por sí
anticuerpos para dos o tres milenios. El humor en estas cosas de la religión
también ayuda. Habría que hacer la prueba de personas que, sin estar
influenciadas, pudieran escuchar el relato desnudo de lo que es la Biblia y el
cristianismo.
De Bertrand Russell he leído varios libros. Y
el próximo que leeré será su Autobiografía. Mastodóntica vida pues murió
anciano y, como siempre, lúcido. "En busca de la Felicidad" me pareció una
delicia de sabiduría expresada con inteligencia y lógica aplastante. No me
gustó tanto "El Conocimiento Humano", menos asequible, por lo menos para mis
entendederas. Y este que acabo de terminar, esta explicación a través de más de
medio siglo de estudiar y pensar de un ser privilegiado. Una conclusión que se
podría abreviar aún si cabe: La religión no es razonable.
“Ha habido una falta de oposición asombrosa a
la mayoría de las intromisiones de los intereses eclsiásticos. Una de las
razones parece ser la extendida creencia de que la religión es hoy moderada y
tolerante y que las persecuciones son una cosa del pasado. Ésta es una peligrosa
ilusión. Mientras muchos jefes religiosos son indudablemente sinceros amigos de
la libertad y la tolerancia, y además firmes creyentes en la separación de la
Iglesia y el Estado, desgraciadamente hay otros muchos perseguirían si
pudiesen, y que persiguen cuando pueden”.
“La cuestión de la veracidad de una religión
es una cosa, pero la cuestión de su utilidad es otra. Yo estoy tan firmemente
convencido de que las religiones hacen daño, como lo estoy de que son falsas”.
“Mientras los sacerdotes continúen perdonando
la crueldad y condenando el placer inocente, sólo pueden causar daño como
guardianes de la moral de los jóvenes”.
“El deseo de liberar al espíritu de la
servidumbre de la carne ha inspirado muchas de las grandes religiones del mundo
y es aún muy poderoso incluso entre los intelectuales modernos”.
Si uno quiere entender cómo se las gastan los
poderes de la Iglesia cuando son capaces de ostentarlo deben de leer cómo
evitaron que Russell enseñara en la universidad de Nueva York. Me recordó a
Sócrates.
Libro imprescindible con una última lección:
“El amor es sabio, el odio es simple”. He
aquí la lección moral de este sabio irrepetible.
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