La Tijera es el libro que a Jünger le sirvió
para decantar toda su vida, toda su obra. Un resumen de sus ideas y apuntes de
una existencia larga y rica, llena de talento e ideas. Sus diarios “Tempestades
de Acero”, “Radiaciones” están entre las cosas más impactantes e importantes
que he leído. Miles de páginas en las que siempre va a la almendra de lo que
quiere decir. Cosas variopintas en interesantes que van desde los insectos, el
arte, las religiones, el progreso o la guerra. Seco y directo como una flecha
de hielo.
Y es curioso porque siempre he dicho que la
idea que tenemos de un escritor nos la da siempre lo primero que leemos de él.
Y hace muchos años leí “Sobre los Acantilados de Mármol” y no entendí nada de
tan hermético era su estilo y su idea. Hay en cambio una frase de ese libro que
viene bien a estos días de post elecciones y odios: “Profundo es el odio que
entre los corazones abyectos arde contra los seres bellos”.
Sin embargo una recomendación de sus diarios
de alguien que yo admiraba me hizo darle una oportunidad y años después he
leído muchas páginas suyas, muchísimas. Quizá demasiadas. Éste será lo último
que leo de él porque fue lo último que escribió y porque ya no espero gran
cosa; sólo tal vez la relectura de sus estupendos diarios: Ocho tomos contando
sus prescindibles diarios de guerra que editaron en español hace poco.
La Tijera, ya para acabar, es, creo yo, una
selección de una especie de entradas de un dietario de lujo forrado en piel de
oro. Y éstas mis pepitas de oro puro aceite de oliva virgen extra: algunas de las entradas que más
provecho me han proporcionado:
1.- “También la fe deja tras de sí fósiles,
igual que los deja la naturaleza en las pizarras litográficas. Desde que se
inventó el telescopio han desaparecido los habitantes de la luna, los selenitas
–eso no introduce ningún cambio en el hecho de que el Universo está vivo”.
2.-“Más lejos apunta la sospecha de que lo que
falla no es sólo la ejecución, sino ya el plan mismo –de que, por tanto, el ser
humano es errado en cuando especie, y, consiguientemente, en cada uno de los
individuos. Schopenhauer llega a la conclusión de que sería mejor que no
hubiéramos nacido, y Niezsche quiere cambiar la especie”.
3.- “Ser
felices sin trabajar es un sueño que todos tenemos. Ese deseo se cumple sin esfuerzo
alguno. La fortuna colma de regalos preferentemente a quienes son pobres de
espíritu y de riquezas y son también infantiles, como Aladino.
Raras veces llega sola una desgracia, y ello
por buenas razones: la desgracia es contagiosa…”.
4.- “La noción de felicidad perfecta es
manifiestamente difícil, más aún, imposible, igual que lo es la explicación
satisfactoria de un texto con respecto al cual lo único que puede ofrecerse son
interpretaciones. Los paraísos son proyecciones efectuadas desde un mundo que
se mueve en el tiempo y que por ello es imperfecto; con frecuencia son además
ingenuas. El cazador sueña con los cazaderos eternos, el esquimal no quiere un
paraíso sin focas. El einheria desea proseguir la guerra también en el más
allá; sus heridas sanan cuando cae la noche, que él pasa sentado en la mesa de Odín y en brazos de
walkirias vírgenes”.
5.- “La teodicea es la justificación de Dios
por el hombre; intenta explicar las razones de que el Todopoderoso pueda
permitir el mal. Los animales no conocen esas cuitas. Moralmente viven antes
del pecado original, aunque participan de sus consecuencias; también ellos las
padecen”.