Elijo esta foto de Cioran joven porque ya entonces no paraba de sufrir; Incluso más: “Me parece tranquilizador haber superado los cincuenta años. Ya está hecho el esfuerzo mayor, ya he llevado la carga más pesada”. Prueba superada.
Para Ciorán Bach era
lo primordial. “El más importante encuentro de mi vida: Bach. Después Dostoyevski;
luego, los escépticos griegos, después Buda… luego, pero qué importa lo que
venga luego…”.
Siempre he
contemplado a Cioran como un suicida. Como un suicida con voluntad y valentía
para superar los avatares de la vida y llegar hasta el final por su propio pie:
“Escribir sobre el suicidio es haberlo superado”. “En mi texto sobre el suicidio, olvidé
precisar que en mí el suicidio es una idea y no un impulso. Eso explica las
contradicciones, las cobardías, los titubeos que ese gran tema me inspira”.
Esta mañana he ido,
como hago a menudo, a dar unas vueltas en bicicleta al bosque de encinas que
hay cerca de casa. Ya se nota la atmósfera de la primavera, en el aire, en la
luz, aunque siga chispeando, en los malditos mosquitos con los que me choco. Alegría.
Como el escritor rumano decía de caminar, hacer ejercicio, correr o montar en
bicicleta, o ¡bailar! es de las cosas mejores que se pueden hacer. Lo alejan a
uno de la tristeza y la melancolía.
Al escritor rumano
le habría recetado yo una buena dosis de salsa cubana. Hubiera visto todo de
manera distinta. Me gustó que se le rindiera un homenaje a Bebo Valdés en el
concierto de Elio Reve de anoche.
“Hoy he hecho
treinta kms por la región de Boutigny. Nieve que cae, carreteras solitarioas.
Ir sólo por una carretera, sólo con mis pensamientos, ‘e incluso sin ellos!... ¡cuánto
me gusta! Lejos de esas ciudades de cadáveres, pues París no es otra cosa que
un cementerio bullicioso”.
Con mucho lo mejor
que he leído de Cioran. Quizá porque sintiéndose ya muy enfermo dejó anotado
sobre su montón de cuadernos “todo esto para destruir”.