Viaje del escritor a
Nicaragua en 1986 a buscar sus impresiones políticas, sociales y literarias de
un país hermoso y lleno de contradicciones. En Nicaragua, decía Ruhsdie, casi
todo el mundo es poeta. Y una violencia sin límites.
“El primer Somoza,
Anastasio Somoza García, presidió el asesinato de veinte mil nicaragüenses
hasta que lo mató a balazos el poeta Rigoberto López (que a su vez fue
instantáneamente asesinado por la Guardia Nacional)”.
Y sólo por este
párrafo ya ha merecido la pena la lectura: “Volvimos al tema del idioma rama.
Hay sólo veintitrés personas vivas que pueden hablarlo; los otros ramas ya han
perdido su idioma. Una lingüista francesa pasó meses con los veintitrés viejos,
para conocer la estructura y la fonética del idioma antes de que desaparezca.
‘Se encontró con un problema bastante serio –me contó Cathy-. La mayor parte de
los viejos rama ya no tenían dientes, por lo que algunas palabras no las podían
pronunciar correctamente’. Una dentadura postiza es demasiado cara. Los gastos
de ortodoncia podrían asestar el golpe final a un idioma pequeño y moribundo.
Nicaragua es un país de grandes y pequeñas tragedias”.
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