En 2004 David
Millar, ciclista profesional en activo, fue detenido por consumir sustancias
dopantes. Una emisión de radio que escuché hablaba del buen reportaje que le
había hecho Robinson en su programa. Lo vi y me entusiasmó. Periodismo de
calidad como el que ya apenas se hace. Luego vino su libro que es el que acabo
de terminar. Me ha encantado. “Pedaleando en la oscuridad”. Habla de muchas
cosas aparte del deporte más duro del mundo. Siempre los que estamos fuera nos
preguntamos ¿qué sería de nosotros si tomáramos esas sustancias? Bueno, tienes
que ser un superdotado y entrenar como si fueras a morir en el intento de
ganar. Una vez, al principio de su carrera, cuando era un joven idealista e
ingenuo, le preguntó Millar a un médico si era verdad que podía ser tan determinante
el doparse. Su respuesta fue: “Por lo que yo he visto puede convertir a un
burro en un caballo de carreras”. David transmite muy bien esas sensaciones de
poderío a la hora de enfrentarse a corredores fabulosos en condiciones
difíciles.
Ahora es un
corredor rehabilitado después de haber estado dos años suspendido. Se puede considerar que ahora es uno de los
más firmes defensores de la carrera limpia. Ha conseguido ganar carreras sin
ingerir nada, ni siquiera vitaminas inyectadas que es como empezó todo. Ahora
vive en Gerona junto a su mujer Nicole. Si lo viera alguna vez por las
carreteras lo saludaría y le diría que lo admiro. Dice que ahora disfruta
montando en bici como hacía años que no disfrutaba.
El pasado domingo
30 de diciembre subimos unos amigos y yo
al puerto de la Morcuera. Lo hemos institucionalizado. El último domingo de
cada año. Llueva o nieve. Allí brindamos con champán y nos tomamos un trago de
ron de lo más infame. Después hicimos el descenso por la ladera norte hasta el
punto de partida: Miraflores de la Sierra. Un día espectacular de bici de
montaña. Pocas cosas más hacen falta para sentirse feliz.
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