martes, 16 de octubre de 2012

ALEJANDRA PIZARNIK

  En un verso de esta poeta argentina se dice ¡con veinte años!: “para qué tanta vida”. Creo que ella se veía una anciana desde que era una niña, o una niña desde que era anciana.
“Yo no sé de la infancia
más que un miedo luminoso
y una mano que me arrastra
a mi otra orilla.
Mi infancia y su perfume
a pájaro acariciado”.
Alejandra nació en 1936, en Buenos Aires, donde estudió letras, filosofía y pintura. Era una muchacha tímida, que tartamudeaba al hablar, y que padecía de ataques de asma. Para aliviar en algo esos males, su padre decidió costear su primer poemario, que publicó a los 20 años. Por esa época comienza a consumir anfetaminas y su padre la cita para que la asistiera un psicoanalista a quien luego dedicaría varios poemas.
Poco tiempo después viajó a Europa y vivió cuatro años en París. En esa ciudad siguió escribiendo y publicando sus poemas, escribió artículos sobre Cortázar y Breton, y además tradujo a Artaud. Sus libros desgarradores son muy bien recibidos.
Alejandra siempre se consideró una niña o una adolescente, tanto así que en su diario personal escribe a los 30 años: "Me miro en el espejo y parezco una adolescente. Muchas penas me serían ahorradas si aceptara la verdad". En setiembre de 1972 se interna en una clínica psiquiátrica y allí ingiere 50 pastillas de Seconal para acabar con su vida.

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