sábado, 21 de marzo de 2009
ANTONIN ARTAUD.
Antes que cualquier otra cosa –actor, escritor, drogadicto, homosexual, autor de teatro...- Artaud era un enajenado y un loco. Pasó muchos años de su vida en manicomios infectos donde era sometido frecuentemente a sesiones de electroshock.
Estandarte del malditismo francés, Artaud consideraba su vida como un subproducto necesario. “... en un mundo en la que se come todos los días vagina asada con salsa verde, o sexo de recién nacido azotado y encolerizado tal como sale del sexo de su madre...” Este es un párrafo de uno de sus últimos libros “Van Gogh, el suicidio por la sociedad”. Aquí se demuestra el pensamiento singular, su insatisfacción, su exceso y su locura.
Cuando leí hace años el librito de J. Durozoi “Artaud: La Enajenación y la locura”, no hacía más que recordarme a Panero, nuestro poeta encerrado desde hace años en sanatorios psiquiátricos. Incluso me resultan parecidos sus físicos; sus ojos frenéticos, sus mandíbulas prominentes y avejentadas, su delgadez enfermiza. El discurso delirante pero dotado de misterio, de inquietantes verdades...
Como muchos otros, no se sabe a ciencia cierta si en realidad se suicidó o no. El caso es que tenía cáncer y tomaba clorol para mitigar su sufrimiento. Días antes confesó a sus amigos que no quería morir en la cama e incluso les vaticinó su pronta muerte.
El cuatro de marzo de mil novecientos cuarenta y ocho muere en el manicomio “lo que más odio en este mundo es a los psiquiatras”. Aparece sentado en su cama con un zapato en la mano. Tenía cincuenta y dos años.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Qué duras palabras.Y aún así las entiendo. Entiendo que los enfermos odien a los psiquiatras.Sobre todo cuando ser eso (¡años cuarenta, no quiero ni imaginar!!) suponía ser algo así como un carcelero.
He visto de cerca el horror, el sufrimiento más descarnado de los enfermos mentales ingresados en salas de agudos.A ellos les cuesta entender que no es odio lo que tú les tienes; a los "sanos" nos cuesta entender que demarcar la línea entre "ellos" y "nosotros" es a veces la mayor agresión que pueda infligirse sin ánimo de agredir.
Me ha gustado esa comparación física con Panero. Y ese comentario:"el discurso delirante pero lleno de misterio,de inquietantes verdades..."
¡¡Vaya, y va y se muere un cuatro de marzo!!
Menos mal que siempre aparecen en la historia hombres y mujeres que saben ver el horror e intuyen la manera de aliviarlo: Carlos Castilla del Pino, Sacks, por nombrar dos buenos psiquiatras que también escriben.
Un saludo y gracias por pasarte.
Hermi
*no era homosexual.
*no se suicido.
ocurre que si consideras sano a un loco no te ocupas de el, no lo tratas, no lo ayudas, total, esta sano y se puede ocupar solo y bien de sus cosas....
Publicar un comentario