sábado, 8 de noviembre de 2025

La Sopa con tenedor. José María Cabodevilla.

  Este libro es el segundo que leo de él. Un ángel llega a la tierra a principios del siglo XXI con la intención de hacer un informe sobre lo que es el ser humano y en qué grado de madurez se encuentra, bajo, ya se lo digo yo, y complicado. Milenios atrás hizo otro sobre los crustáceos. Pero en este caso se da cuenta de que los humanos somos seres complejísimos. Lo cuenta todo con humor inteligente y con erudición. Dice en la Wiki que fue sacerdote y teólogo español y que “fue un hombre poco afecto a los honores. Se negó de forma consuetudinaria a ser propuesto como miembro de la RAE”.

  “El cuerpo pertenece a la descripción misma del alma, que se halla dentro del cuerpo no como el vino en una botella, sino como el alcohol en el vino”. Qué bonito.

  ………………………

  Ayer me ocurrió una de esas casualidades que se quedan grabadas para siempre en el cerebelo. Ya me ocurrió hace décadas cuando estando en la terraza haciendo un crucigrama y atascado en una palabra, mi abuela apoyada en la barandilla me dijo, ajena a mis esfuerzos por acabar e irme a nadar a la playa: “¡mira esos niños jugando con los bidones!”. Esa era la palabra que necesitaba, bidones, joder, ¡bidones! “recipientes con cierre hermético, que se destina al transporte de líquidos…”. Pues bien, leyendo este libro me ocurrió algo parecido. Estaba enfrascado en el internet con las declaraciones de los testigos en el juicio contra el Fiscal General del Estado y un comentarista de la noticia se hacía eco del “Asno de Buridán”, que cuenta la paradoja aristotélica de un asno que ante dos montones de heno idénticos y a la misma distancia muere de hambre incapaz de decidirse por cuál meterle mano, en este caso, el hocico. Me gustó esa referencia y por supuesto la consulté en diferentes portales. Pues bien, al rato sigo leyendo mi libro y leo esto (está hablando de los amantes, matrimonios que tiran para lados diferentes infelices y sin llegar a ningún puerto):

“Recuerdo un viejo cómic que podría considerarse una variante sobre el tema clásico del asno de Buridán. La tira contaba de tres cuadros. En el primero había dos montones de paja y dos asnos atados el uno al otro; no podían alcanzar la paja porque cada uno de ellos tiraba obstinadamente en una dirección, cada uno hacia un montón distinto. En el segundo cuadro se miran interrogativamente. En el tercero marchan juntos hacia uno de los montones”.

  ¿Qué posibilidades había para que el transcurso de un rato yo leyera sobre el Asno de Buridán dos veces?

    Un experimento con monos. El cuidador les pones a varios monos una prueba: un plátano colgando del techo. Los monos deben utilizar diferentes cajas de diferentes tamaños para llegar a él. Los utilizan así mientras que otro observa. “Tomó al instructor de la mano e hizo que lo acompañara hasta el lugar preciso donde se hallaba el plátano; allí, de un brinco saltó a sus hombros, cogió la fruta, se apeó y marchó a un rincón a comérsela”.

  “Conozco la definición del mono: animal arborícola que habita principalmente en los árboles genealógicos del hombre”.

  Sobre el motivo de las guerras una frase para la historia, no sé si verdadera: “El rey de Francia y yo –decía Carlos I, rey de España- coincidimos plenamente: los dos queremos Milán”.

  “Chesterton lo dijo inmejorablemente: al entrar en la iglesia hay que quitarse el sombrero, no la cabeza”.

  Vuelve a recordar la novela de Philip Dick, Los Defensores. “Tan atroz y devastadora se presume esa guerra, que los gobernantes de ambos bloques deciden encomendar la lucha a sus respectivas milicias de robots y ordenan que toda la población humana se retire a vivir en refugios subterráneos”. Ni que decir tiene que envían informes sobre la calidad del aire, mortal supuestamente para los humanos pero en realidad para no dejarles subir a la superficie, convirtiendo a la humanidad en gusanos subterráneos.

  Hay obviedades felices: “Los melones maduran porque sale el sol, pero el sol no sale para que maduren los melones”.

  “Karl Barth, teólogo eximio, confesó no tener muy claro si los ángeles tocan Bach cuando alaban a Dios, pero de lo que sí estaba completamente seguro es de que en sus ratos de recreo con Dios tocan Mozart”.

  La derecha y la izquierda que tantas pasiones desata. Ha dado el siguiente párrafo para algún encendido debate entre amigos: “La derecha y la izquierda. Hoy tiene un sentido principalmente político. Todo empezó en 1789, cuando los diputados de la cámara francesa se situaron a la derecha o a la izquierda de la presidencia. Hasta entonces habían ocupado sus escaños según gremios u oficios, y antes según circunscripciones territoriales, pero a partir de ese momento lo harían según su ideología: los monárquicos a la derecha, los revolucionarios a la izquierda”.

lunes, 3 de noviembre de 2025

DON QUIJOTE DE LA MANCHA. MIGUEL DE CERVANTES.


 

  Terminé ayer de leer, releer, la novela de El Quijote, leída como si fuera otra novela, una novela normal. Ayer, comentándolo en una sobremesa me dijeron que vaya valor. Si una novela tiene más de cuatro siglos y se sigue editando y dando que hablar, por algo será. Es un juego de espejos con la realidad-ficción. El bachiller Sansón Carrasco les da cuenta sobre lo que se va hablando de los personajes de la novela, que ya circula por el mundo entero con gran fortuna, a los personajes reales: Quijote y Sancho. Sancho pregunta si de él también se refieren cosas de importancia, si es “presonaje” de importancia, y Sansón le dice que claro, que es uno de los principales, pero le corrige; se dice personaje.

  La edición es la de la RAE con motivo del 400 aniversario. Grandes especialistas en los prólogos y epílogos. Debo tener cinco o seis ediciones pero esta está muy bien por el tema de las notas a pie de página que hacen fácil su consulta. Martín de Riquer decía: “Lo que pudo ser un mero libro de crítica literaria de circunstancias y que, al publicarse, la reacción más dominante que suscitó fue la de la risa (para los españoles de principios del siglo XVII el Quijote casi sólo fue un libro “divertido”) adquirió, gracias al arte y al genio perfectamente conscientes de Cervantes (es absurdo creer que Cervantes acertara por casualidad o que no tuviera conciencia de la importancia de lo que estaba escribiendo), una categoría superior, un sentido permanente y una trascendencia general”.

  Y sigue más a delante: “Cuando escribe la segunda parte del Quijote tiene 68 años está en la miseria, ha padecido desdichas de toda suerte en la guerra y en el cautiverio, el honor de su hogar no ha sido siempre limpio ni ejemplar, ha recibido humillaciones y burlas en el cruel ambiente literario, y a pesar de ello, por encima de sus angustias, de sus estrecheces y de sus penas, el buen humor y el agudo donaire inundan las páginas del Quijote”.

  Una frase que he repetido infinidad de veces desde que lo leí por primera vez: “La mejor salsa del mundo es el hambre; y como ésta no falta a los pobres, siempre comen con gusto”.

  Más adelante, cuando discuten el caballero con su escudero las condiciones de la tercera salida: sueldo, ínsulas, etc, el de la triste figura le da una lección sobre el concepto de fama. Siempre he dicho que el Quijote es una gran novela salpicada de ensayos. “Pero digan lo que quisieren, que desnudo nací, desnudo me hallo; ni pierdo ni gano; aunque por verme puesto en libros y andar por ese mundo de mano en mano, no se me da un higo que digan de mí todo lo que quisieren”. “Por verse con fama, aunque infame”.

  En la aventura de los rebaños pierde Don Quijote algunas piezas dentales y así se lo hace ver Sancho. “Porque te hago saber, Sancho, que la boca sin muelas es como un molino sin piedra, y en mucho más se ha de estimar un diente que un diamante”.

  Muchas veces lo he dicho y he contestado que el Quijote va de todo: Todo se toca si tiene que ver con la condición humana. Cuántas veces hemos hablado de la relatividad del tiempo. Don Quijote baja a la cueva de Montesinos y cuando sale jura haber estado tres días con sus noches y sin embargo Sancho le dice que tan solo ha estado un rato.

  También es un alegato a la buena lectura. Don Quijote ha leído mucho y tiene una gran cultura. Constantemente hace referencias al mundo antiguo a infinidad de novelas de su tiempo y del mundo clásico. “Que el que lee mucho y anda mucho ve mucho y sabe mucho”.

  “Quedó Sancho de nuevo, como si jamás hubiera conocido a su señor, admirado de lo que sabía, pareciéndole que no debía de haber historia en el mundo ni suceso que no lo tuviera cifrado en la uña y clavado en la memoria”.

  La pareja pasa como en todas las vidas por muchas tribulaciones. En el capítulo XXIX está ya bastante cansado Don Quijote de la vida. Y reflexiona: “Dios lo remedie, que todo este mundo es máquinas y trazas, contrarias unas de otras. Yo no puedo más”. Yo no puedo más. Frase dicha hoy mismo por un político al que han perseguido desde que hace un año sufriera su región la Dana más dañina de la historia, como si el haber estado sentado hubiera salvado la visa a las más de doscientas personas que perdieron la vida.

  Uno de los capítulos que más recordaba de la primera lectura es el del gobierno en la península Barataria de Sancho Panza. Los duques le han enviado conchabados con los de su pueblo y lo ponen a prueba. Sale airoso pero un poco harto del ejercicio poco satisfactorio de ejercer de juez. Antes Don Quijote con su inteligencia y saber natural le ha dado unos consejos. Deberían ponerlo en la entrada de nuestro Congreso: “No te muestres, aunque por ventura lo seas, lo cual yo no creo, codicioso, mujeriego ni glotón; porque en sabiendo el pueblo y los que te tratan tu inclinación determinada, por allí te darán batería, hasta derribarte en el profundo de la perdición”. Enseguida me he acordado de los personajes actuales de los políticos que tienen problemas con la justicia.

  Él sabe quién es. Es consciente de su figura y de su conocimiento. No me extraña que aún hoy vengan turistas japoneses a la Mancha buscando su tumba. En las primeras páginas del siguiente libro que he comenzado a leer, La sopa con tenedor se dice: Don Quijote existe, aunque no existe Don Alonso Quijano”.

  “Yo, Sancho, bien veo que no soy hermoso, pero también conozco que no soy disforme, y bástele a un hombre de bien no ser monstruo para ser bien querido, como tenga los dotes del alma que te he dicho”.

  Leyendo el Quijote se tiene la sensación de asistir a un mundo propio. Y siempre hay ocasión para echar unas risas: “Un pintor de Úbeda, que cuando le preguntaban qué pintaba, respondía: “Lo que saliere”; y sin por ventura pintaba un gallo, escribía debajo: “Este es gallo”, porque no pensasen que era zorra”.

 

  Y llega el fin del libro y se pone enfermo Don Quijote y viene el cura y el médico a dar fe de su mucha gravedad y Sancho y su familia revientan en lloros y entrega su alma al señor y se muere sin más. Sancho le quiere dar ánimos pero ya nada puede salvarse porque Sancho se ha contaminado de Quijotismo y Don Quijote tiene al final ramalazos de realidad ante su propia muerte.

  En los comentarios del final un subrayado de Rafael Lapesa: “El estilo típico de Cervantes es el de la narración realista y el diálogo familiar. La frase corre suelta, holgada en su sintaxis, con la fluidez que conviene a la pintura cálida de la vida, en vez de la fría corrección atildada. Esta facilidad inimitable, compañera de un humorismo optimista y sano, superior a todas las amarguras, es la eterna lección del lenguaje cervantino”.

  No sé si volveré a leer de nuevo El Quijote, así, desde el principio hasta el final, pero sé que estas lecturas son de las cosas importantes que se pueden hacer como experiencia lectora.

  Comencé su segunda lectura el 16 de octubre y lo terminé ayer dos de noviembre.

jueves, 16 de octubre de 2025

EL VERANO DE CERVANTES. ANTONIO MUÑOZ MOLINA.


 


 Se puede colegir viendo el Salvados dedicado a AMM y su mujer Elvira Lindo, y leyendo este libro, que el académico de la lengua tiene una depresión. Es como si toda una vida entre libro y obligaciones librescas lo hubieran secado o de alguna manera amargado y, cuenta él, necesitara volver a la tierra, a la labranza de la memoria. Como en los últimos libros, quizá en todos, AMM habla de algunas cosas pero sobre todo de él, de su vida. A mí me gusta y es la parte que más me interesa. La ficción pura ya no la termino de aguantar. Para ello va alertando capítulos en los que nos enseña las notas que a lo largo ha ido urdiendo en las diferentes lecturas del Quijote con otras de su vida. Yo me he propuesto hacer algo parecido. Hará veinte años o más decidí leer el Quijote como un libro cualquiera. De principio a fin. Sin estudiar, sin esperar que alguien me pregunte algo como sucedía en el colegio. Y fue tremendamente divertido. El Quijote no está hecho para un crío de doce años, al menos para la inmensa mayoría. Mi experiencia fue tan positiva que pensé que tendría que volver a leerlo otra vez. AMM dice que en cada lectura ha sacado cosas diferentes. Lo afirmo también.

  Camus decía que los hombres morían y no eran felices. Yo añado que la mayoría mueren sin haber leído el Quijote.

  En la escena de la quema de los libros cuenta una escena paralela que pasa en la casa de unos marqueses en la Guerra Civil. Unos milicianos asaltan la casa y comienzan a tirar libros por la ventana a fin de ir quemándolo todo. Tenemos una idea de lo que pasó en tantas ocasiones de la historia en la quema de libros, la más recordada la de los nazis, que saberlo de manos de los milicianos favorables a la República me ha sorprendido.

  “La hoguera crecía en el patio y al acercarse a ella en el calor de la noche de julio él notaba el fuego en la cara. A los cerebros exaltados por la literatura o por la pasión política el calor del verano acaba de trastornarlos. Mi abuelo vio que uno de aquellos hombres excitados por el saqueo y el fuego se acercaba a la hoguera con una imagen de la Virgen de Gaudalupe. “Pero hombre, contaba mi abuelo lo que le había dicho, que es la patrona de Úbeda”. Y el otro se había vuelto hacia él y le había amenazado: “¿A que te echamos también a a ti a la lumbre?”.

  En alguna parte dice AMM que la mano le fue amputada. Negativo. En los estupendos prólogos al Quijote de la RAE con motivo del IV Centenario, concretamente Martín de Riquer, dice que la mano salió lisiada de un arcabuzazo.

  AMM es también un gran teórico de la novela, como lo fue el recién fallecido Vargas Llosa. Ellos dos protagonizaron dos de las más suculentas conferencias en torno al tema de la mata literatura: de dónde sale el misterioso material del que están hechas.

  “Una gran novela es el campo magnético en el que se congregan por sí solos los elementos fundamentales y dispersos de la experiencia de vida, transformados en ficción por el paso del tiempo y el poder simplificador de la memoria y el olvido”.

  La ficción es mentira pero debe parecerse mucho a la verdad. En la verdad una persona puede morir si le cae un trozo de tejado, en la trama de una novela queda mal. “Tanto la mentira es mejor cuanto más parece verdadera, y tanto más agrada cuando tiene más de lo dudoso”.

  “El Quijote es una gran enciclopedia del mundo, un retrato completo de la sociedad, tan ambicioso, aunque mucho más sintético, como La Comedia Humana de Balzac, en la que por cierto abundan las referencias admirativas hacia la novela”.

 

  En el Quijote se habla de todo, también de política. Por eso uno de los recuerdos más gratos que quedó en mi pobre cabeza fue la tremenda experiencia que tuvo Sancho Panza en la ilusa Barataria: Sancho se siente aliviado al dejar la farsa de su gobierno en la ínsula de Barataria, pero le queda siempre la nostalgia del gusto de mandar”.

  “Todas nuestras opiniones son de otro”. Fernando Pessoa.

  Se habla del viaje que hubo de emprender Tomas Mann huyendo de la persecución en el año 34. Mientras viajaba semanas enteras hacia el exilio iba leyendo el Quijote. Él, como el inmortal personaje, iba buscando otro mundo más justo, un mundo más amable.

  Hay un índice de libros de referencia al final del libro. No me ha gustado que figure el de Andrés Trapiello, Las vidas de Cervantes, sin haberlo mencionado ni en una línea del libro. Por lo demás, me ha gustado bastante y ha sido el aperitivo perfecto para emprender de nuevo tamaña aventura. Voy por la página setenta.