
Los diarios de Morla Lynch abarcan desde el año 1937 al final y principio de la guerra y la postguerra. La guerra se recrudece con el frío. Bombardeos en varias grandes ciudades. Dificultad para evacuar las delegaciones diplomáticas. Varios países comienzan a reconocer el gobierno del general Franco. Carlos Morla aún no puede creer lo que se rumorea: el fusilamiento de su amigo García Lorca. Cuenta también que ha comenzado a leer el libro de Gide, Regreso de la URSS. El autor francés ha sido invitado por los comunistas de Francia para comprobar cómo se vive en el paraíso soviético. “Pero el hombre no se dejó engañar por el espejismo de las apariencias y ha dicho la verdad”. Aquí pasa algo parecido. Los de extrema izquierda visitan EEUU, Nueva York, para comprobar el infierno capitalista.
La historia se repite. El gobierno de la República hace planes para trasladarse a Barcelona. Después de haber indultado a los responsables de la ilegal proclamación de la independencia de Cataluña intentan nombrar a Companys vicepresidente de la República.
Dije al principio de la primavera que iba a ser mi verano Morla pero ya he terminado sus diarios. Quizá me haga con los de Berlín, donde fue enviado luego.
Morla no se suele casar con nadie aparte su mujer: “La caída de Málaga ha levantado los ánimos -de los asilados, se entiende-; yo considero el triunfo de cualquiera de los bandos como un desastre”.
“En Barcelona hay hastío. A la quinta columna llaman la noventa por ciento”.
“Vinieron los sarracenos y nos molieron a palos. Que Dios está con los malos cuando son más que los buenos”.
“Dicen que el gobierno ha salido en submarino para Alicante. De manera que la huida ha sido de Madrid en coche, de Valencia en avión, de Barcelona en tren y de Port-Bou en submarino. No falta más que la bicicleta”.
Una historia con la que Javier Cercas armó su novela más famosa. “La odisea de Sánchez Mazas que cuenta Foxá por la radio, es aún más emotiva. La noche era tenebrosa y llovía. Iba a ser fusilado con otros, pero, aprovechando la oscuridad, se arrojó al suelo antes de la descarga y se hizo el muerto. Luego escapó en las tinieblas.
Al amanecer se habría encontrado con tres milicianos a los que les habría dicho quién era. Estos se habrían pasado a la zona blanca. No creo demasiado en estos actos de heroísmo de Sánchez Mazas, uno de los jefes de la Falange, por la sencilla razón de que lo conozco y no pecaba precisamente de valentía”.
He aquí las verdaderas intenciones de los socialistas. Castilla libre es un periódico afín. Leído en un artículo: “Solamente cuando los revolucionarios franceses comenzaron a guillotinar aristócratas y monárquicos, cuando los rusos fusilaron sin piedad a los oficiales enemigos que cogían, las fuerzas de la reacción frenaron sus impulsos entonces, y solamente entonces, los Estados burgueses se percataron de que los revolucionarios franceses y rusos habían abierto los ojos a la realidad. Francia y Rusia salvaron su independencia y su revolución”. Y agrega: “los españoles estamos a tiempo todavía de hacernos respetar”.
933 páginas que se leen como agua fresca en este verano ardiente. No perder nunca la pista a Morla Lynch.
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