Para una de las últimas lecturas del año quería algo amable, ameno, divertido, y con este libro de viajes no podía fallar. Y así ha sido. Es verdad que lo facilita el hecho de que hace tres años visitáramos la isla durante cinco días. Efectivamente es un sueño. De Moret he leído varios libros de viaje y me recuerda a mi queridísimo desaparecido Javier Reverte. Siempre es más agradable leer sobre lo que uno ya conoce. Parecido a escuchar música clásica-
Después de pasar un buen rato visitando las estanterías del Centro Comercial vi este libro y con el recuerdo del sabor de su libro sobre Mallorca, me decidí.
“Moret, pasea por la isla con la curiosidad de un explorador, deteniéndose en las distintas poblaciones, bañándose en sus aguas turquesas, conversando con los isleños y recorriendo las huellas del pasado para alcanzar la cotidianidad de un lugar convertido en un edén para turistas”. Es un párrafo extraído de la contraportada que resume muy bien de qué trata este libro.
Muchos lugareños retratan el paisaje de la infancia con un paraíso perdido: “De pequeño, en verano, me bañaba cada día en la playa e iba a buscar conchas en las rocas con los amigos. Eso era otro mundo, un paraíso, pero no lo sabíamos”.
Le gusta al autor hablar con escritores del sitio. La reflexión de uno de ellos. Ponç: “En el fondo un poema es como hacer una pared seca: lo importante es que aguante. Es como un edificio de palabras. Si pones una que no encaja, se derrumba”. La pared seca es la que se hace con las piedras de labranza para quitárselas de encima y delimitar tu finca.
Seguiré comprando sus libros cuando los vea por ahí porque me hace viajar y aprender. Qué mejor inversión.

No hay comentarios:
Publicar un comentario