Otro libro de Trapiello, autor del que tengo más libros y el que tiene el pase de adelantarse a todos los “pendientes”. Si sale uno nuevo, compra y lectura. Este lo compré el día 25, un día después de su distribución en las librerías. Se puede considerar como un tomo de sus diarios pero centrado en la política, esa que tanto me interesa.
“Durante veinticinco años voté al PSOE, de los cuales los diez primeros fueron políticamente, en mi opinión, los más hermosos e ilusionantes que haya conocido España en toda su historia”. En mi opinión también.
“Estamos amasados con libertad,
Muchacho Pero ¿quién nos ata?
Tiene que llover a cántaros”.
Nos ató Franco durante cuarenta años.
Hace un repaso histórico de su evolución y de la evolución de España, con el bajón de las últimas legislaturas.
“De ese RZapatero acaso se recuerde únicamente su apoyo decidido al dictador venezolano Nicolás Maduro, a quien ha prestado todos estos años unos feos servicios a cambio de no se sabe (aún) qué”.
“Le tranquilizó saber que mientras Franco siguiera al mando, no volverían a repetirse los hechos que les llevaron a la guerra, ni sufriría la persecución religiosa que conocieron en la República, con aquella ley que secularizó los cementerios, despojó de crucifijos las escuelas públicas y enconó a laicistas y apostólicos”. Trapiello hablando de su padre, combatiente en la guerra en el bando nacional.
Es, sería Trapiello, uno de los pertenecientes a la tercera España. Y para ello lo ilustra recordando el prólogo de Chaves Nogales, A Sangre y fuego. “Todo revolucionario, con el debido respeto, me ha parecido siempre algo tan pernicioso como cualquier reaccionario”.
“Las cuestiones artísticas se reducen al gusto, y las políticas a las convicciones”. Gran verdad que produce tantas frustraciones. “Los de derechas tienden a creerse los únicos que producen bienes, y los de izquierdas los únicos capaces de distribuirlos equitativamente”.
Algo en lo que no estoy de acuerdo es cuando critica para mal la novela de Javier Cercas Soldados de Salamina. Creo que cae en los mismos defectos que atribuye a los enemigos que le afean a él inexactitudes bibliográficas o históricas. La novela de Cercas es una obra de arte que se lee bien porque tiene encanto. Las novelas de Trapiello a mí me han gustado lo justo, algunas sencillamente indigeribles. Como escritor de diarios o de ensayo: un diez.
Recuerda el encontronazo a raíz del premio concedido a Gil de Biedma en suyo diario narraba encuentros con niños filipinos de carácter sexual. Un pederasta vamos. “A Gamoneda habría que recordarle que precisamente porque Gil de Biedma era de izquierdas pudo exhibir impunemente su condición de pederasta”.
“Machar en hierro frío, tiempo y trabajo perdío”.
“Se encuentra uno más a gusto en casa. En fin, que necesito rumiar las cosas, y elaborarlas. O sea, la literatura”. Efectivamente, de entre todas las maneras de llevar un diario me parece la de Andrés Trapiello la más acertada, la más elaborada, la más literaria.
“Los republicanos nacionalistas condenados por el Tribunal Supremo por sedición y los nacionalistas de extrema derecha que dieron el golpe de Estado de 2017 han aprendido la lección, y ahora el programa nacionalista “la hoja de ruta” lo lleva adelante el Partido Socialista de Cataluña, de modo que los separatistas han logrado más en seis años de gobiernos socialcomunistas que en los últimos cincuenta años, y con un coste penal cero”.
Y el párrafo con el que acabo este cometario porque es el que yo tengo metido en la carne cuando me dicen, también, que he cambiado: “Así, cuando algún amigo me dice, con cara de pena (o de prevención al contagio) “cuánto has cambiado”, me sonrío un poco, y siempre responde uno lo mismo: “Bastante menos que ese Pedro Sánchez al que sigues votando, pese a saber que te ha mentido en todo lo que dijo que no haría. Al contrario de los gitanos machadianos, que se mientan para vivir engañado ni que te engañen para faltarte al respeto, de modo que será difícil sacarte del engaño, porque das por verdaderos todos los embustes, y más difícil todavía reparar la dignidad, porque no crees en ella”.
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