jueves, 16 de octubre de 2025

EL VERANO DE CERVANTES. ANTONIO MUÑOZ MOLINA.


 


 Se puede colegir viendo el Salvados dedicado a AMM y su mujer Elvira Lindo, y leyendo este libro, que el académico de la lengua tiene una depresión. Es como si toda una vida entre libro y obligaciones librescas lo hubieran secado o de alguna manera amargado y, cuenta él, necesitara volver a la tierra, a la labranza de la memoria. Como en los últimos libros, quizá en todos, AMM habla de algunas cosas pero sobre todo de él, de su vida. A mí me gusta y es la parte que más me interesa. La ficción pura ya no la termino de aguantar. Para ello va alertando capítulos en los que nos enseña las notas que a lo largo ha ido urdiendo en las diferentes lecturas del Quijote con otras de su vida. Yo me he propuesto hacer algo parecido. Hará veinte años o más decidí leer el Quijote como un libro cualquiera. De principio a fin. Sin estudiar, sin esperar que alguien me pregunte algo como sucedía en el colegio. Y fue tremendamente divertido. El Quijote no está hecho para un crío de doce años, al menos para la inmensa mayoría. Mi experiencia fue tan positiva que pensé que tendría que volver a leerlo otra vez. AMM dice que en cada lectura ha sacado cosas diferentes. Lo afirmo también.

  Camus decía que los hombres morían y no eran felices. Yo añado que la mayoría mueren sin haber leído el Quijote.

  En la escena de la quema de los libros cuenta una escena paralela que pasa en la casa de unos marqueses en la Guerra Civil. Unos milicianos asaltan la casa y comienzan a tirar libros por la ventana a fin de ir quemándolo todo. Tenemos una idea de lo que pasó en tantas ocasiones de la historia en la quema de libros, la más recordada la de los nazis, que saberlo de manos de los milicianos favorables a la República me ha sorprendido.

  “La hoguera crecía en el patio y al acercarse a ella en el calor de la noche de julio él notaba el fuego en la cara. A los cerebros exaltados por la literatura o por la pasión política el calor del verano acaba de trastornarlos. Mi abuelo vio que uno de aquellos hombres excitados por el saqueo y el fuego se acercaba a la hoguera con una imagen de la Virgen de Gaudalupe. “Pero hombre, contaba mi abuelo lo que le había dicho, que es la patrona de Úbeda”. Y el otro se había vuelto hacia él y le había amenazado: “¿A que te echamos también a a ti a la lumbre?”.

  En alguna parte dice AMM que la mano le fue amputada. Negativo. En los estupendos prólogos al Quijote de la RAE con motivo del IV Centenario, concretamente Martín de Riquer, dice que la mano salió lisiada de un arcabuzazo.

  AMM es también un gran teórico de la novela, como lo fue el recién fallecido Vargas Llosa. Ellos dos protagonizaron dos de las más suculentas conferencias en torno al tema de la mata literatura: de dónde sale el misterioso material del que están hechas.

  “Una gran novela es el campo magnético en el que se congregan por sí solos los elementos fundamentales y dispersos de la experiencia de vida, transformados en ficción por el paso del tiempo y el poder simplificador de la memoria y el olvido”.

  La ficción es mentira pero debe parecerse mucho a la verdad. En la verdad una persona puede morir si le cae un trozo de tejado, en la trama de una novela queda mal. “Tanto la mentira es mejor cuanto más parece verdadera, y tanto más agrada cuando tiene más de lo dudoso”.

  “El Quijote es una gran enciclopedia del mundo, un retrato completo de la sociedad, tan ambicioso, aunque mucho más sintético, como La Comedia Humana de Balzac, en la que por cierto abundan las referencias admirativas hacia la novela”.

 

  En el Quijote se habla de todo, también de política. Por eso uno de los recuerdos más gratos que quedó en mi pobre cabeza fue la tremenda experiencia que tuvo Sancho Panza en la ilusa Barataria: Sancho se siente aliviado al dejar la farsa de su gobierno en la ínsula de Barataria, pero le queda siempre la nostalgia del gusto de mandar”.

  “Todas nuestras opiniones son de otro”. Fernando Pessoa.

  Se habla del viaje que hubo de emprender Tomas Mann huyendo de la persecución en el año 34. Mientras viajaba semanas enteras hacia el exilio iba leyendo el Quijote. Él, como el inmortal personaje, iba buscando otro mundo más justo, un mundo más amable.

  Hay un índice de libros de referencia al final del libro. No me ha gustado que figure el de Andrés Trapiello, Las vidas de Cervantes, sin haberlo mencionado ni en una línea del libro. Por lo demás, me ha gustado bastante y ha sido el aperitivo perfecto para emprender de nuevo tamaña aventura. Voy por la página setenta.

 

 

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