Este libro está en mi poder desde hace décadas. No sé de dónde salió. Siempre, en las trasiegas de aquí para allá de los libros, lo veía diciéndome que algún día iba a leerlo. Pero hay algunos que no te llaman o que te llaman con insistencia porque saben que no se hacen de querer, que no se hacen simpáticos. Quizá tenga que ver el aspecto, viejo y descuidado, tela en azul gastado sin sobrecubierta; quizá el formato, pequeño, o el asunto. (El mío no es como el de la foto). Pero un día descubrí que el Muro de Berlín no fue construido hasta quince años después de terminada la Gran Guerra. El Muro fue la consecuencia de unos terribles tiras y aflojas entre los vencedores de la contienda: La URSS y los Estados Unidos con los europeos vencedores. La demarcación de un terrible juego del pañuelo. Edición del año 61.
Y Winter lo aborda como un reportaje periodístico aún caliente en las rotativas. Dentro y entre sus hojas un billete de metro del año 1979.
Un retrato de Spandau, el célebre castillo medieval que albergó a varios criminales de guerra de Hitler: “Hoy, su prisión al estilo de un castillo medieval, guarda en su interior a los últimos criminales de guerra condenados por el Tribunal internacional de Nuremberg. Tan solo son tres: Hess, el ex lugarteniente de Hitler, que ha perdido la razón; Speer, el dictador de los armamentos, y Baldur von Schirach, jefe de las Juventudes hitlerianas. Estos personajes pueden vanagloriarse de constituir uno de los últimos vínculos que quedan aún en Alemania entre los vencedores de ayer. La prisión de Spandau se encuentra siempre guardada por las cuatro potencias, relevándose mensualmente sus tropas, con arreglo a un ceremonial invariable”. Von Schirach, ¿tendrá algo que ver con el abogado escritor de esas fabulosas historias criminales que cuenta en sus estupendos libros Ferdinand Von Schirach?
En cuanto fui adentrándome en la lectura recordé que no hace muchos años vi un documental más que interesante: la historia del puente aéreo que los americanos hicieron para abastecer a un Berlín sitiado por las autoridades soviéticas. Miles de vuelos y millones de toneladas de alimentos y suministros para no dar el brazo a torcer.
En fin, un libro reportaje de historia leído en un par de días.
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