Vi que venía desde Málaga a presentar su nuevo libro y no me lo pensé. En la librería, desconocido por mí, Crazy Mary. Llegamos algo tarde y ya habían empezado. No había sitio porque había gente y no es muy grande. Han hablado durante una hora de sus diarios y de otros diarios. Me han gustado porque me he reconocido en no pocas entradas. Sus neuras (empezando por su alimentación desordenada), sus manías, su talante enamoradizo, sus lecturas (“La Celestina: cuánta vida hay en sus páginas”) de la que tengo un ejemplar de Cátedra pendiente para releer, las citas.
Abarcan estos diarios desde el año 89 al 99. Yo le saco a él cuatro años. Ya le han aprovechado más que a mí, y eso que varias entradas tratan de eso, de no llegar nunca a nada. Editorial Sr. Scott. 293 páginas. Son diarios que están elaborados luego para darles un aroma literario.
A la hora de las preguntas empezó a latirme rápido el corazón. Quería decirle algo. Casi siempre tengo ganas de intervenir pero me paralizo. Hubo varias, tres. Me decidí y levanté la mano. Me dijo el que presentaba el libro, un catedrático de Málaga de filología, que esperara porque había otro antes que yo. Me puse aún más nervioso. Comencé a hablar sobre que lo conocía desde hacía muchos años. Que lo empecé a seguir en el blog de Jabois (me equivoqué y pronuncié Jaboas) y que seguía su propio diario. Al final le pregunté si en estos diarios aparecía su reclusión en una casita de un pueblo de Marruecos. Me dijo que no. Y terminé diciéndole que por él había comenzado a leer los diarios de Jünger. Todo deslavazado, desordenado, mal. Pero a pesar de todo me alegré. Él, por decir algo (debió sentir mi atoramiento, aunque a él también le ha pasado) me dijo que sólo por eso, por lo de Jünger, se veía recompensado. “Desde que leí Radiaciones noto que un calor me acompaña. Es de esas lecturas que dejan poso”.
“El valor de un hombre se mide por la cantidad de soledad que es capaz de soportar”. Nietzsche.
“Todas las torpezas e indecisiones me han hecho ver que a mí no me gusta propiamente viajar, es decir, desplazarme, lo que me gusta es establecerme en ciudades”.
Seguiré leyendo a JAMontano. Es como de la familia.
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