martes, 20 de septiembre de 2022

Marina Ivánovna Tsvietáieva. DIARIOS DE LA REVOLUICIÓN DE 1917.

  Mucho interés tenía en leer estos diarios de la revolución. Desde hace casi dos décadas en los que leí algunas cosas de ella en internet. Este ejemplar es de la reimpresión de 2018 y si es de Acantilado, con más razón.

  Estos diarios están llenos de poesía y también de misterio. No son fáciles de leer. No son, como creía, una sucesión de horrores. Es más bien la visión clara, cristalina, de la convulsión a la que fueron sometidas millones de personas. Es también una ocasión para darle la voz a los que nunca la han tenido. “¿Su padre murió? Antes de la guerra. A estas alturas uno ya no sabe si compadecer o envidiar”.

   Da voz a los grandes que nunca lo han podido ser: Balomnt: “No hablo de mí como poeta, hablo de mí como amante del trabajo. He traducido a Shelley, a Calderón, a Edgar Poe… ¿Acaso no estuve, desde los diecinueve años, clavado a los diccionarios, en vez de airearme y enamorarme? Y estoy literalmente muriéndome de hambre ¡Lo único que me espera es la muerte por hambre! Los bobos piensan que el hambre –es el cuerpo. No, el hambre es el alma, se desploma sobre el alma con toda su pesantez. ¡Me siento agobiado, desconsolado, no puedo escribir!

 

  Reflexiones profundas que se asoman a lo que todos hemos pensado: “La vida entera se divide en tres periodos: el presentimiento del amor, el acto del amor y el recuerdo del amor”. “Yo: -Y el de en medio dura de los 5 a los 75 años, ¿verdad”.

  “La hija cuyo padre han matado –es huérfana. La esposa cuyo esposo han matado –es viuda. ¿Y la madre cuyo hijo han matado?”.

  Esta frase me ha llegado muy adentro. ¿Por qué no hay ahora mismo en Moscú, en las televisiones, cincuenta mil madres llorando y gritando por sus hijos muertos?

  “Sólo el cuerpo le teme a la muerte. El alma no la concibe. Por esto, en el suicidio, el cuerpo es el único héroe”.

  La clave del libro a mi entender es este párrafo: “Verso y prosa.

  En la prosa hay demasiadas cosas que me parecen superfluas, en el verso (verdadero) todo es indispensable. Con mi tendencia al ascetismo de la palabra prosística, en lo que escribo, a fin de cuentas, puede quedar sólo la osamenta.

  En el verso –hay una especie de medida natural de la carne: menos no se puede”.

 “En el mercado de Smolensk el pan está ahora a sesenta rublos la libra, y sólo dan dos libras. A quien se las ingenia para comprar más –lo golpean”.

  “La música la percibo a través de Alemania (como lo amoroso – de Francia, y la tristeza – de Rusia). Hay un país –La música, sus habitantes –los alemanes”.

  “Pienso en Heine, que cuando llegó a París, buscaba ser empujado –solo a para oír una disculpa”.

  “En mí Heine siente celos de Platen, Platen de Hölderlin, Hölderlin de Goethe, sólo Goethe no siente celos de nadie: ¡es Dios!”.

(Moscú, 1894-Yelábuga, cerca de Kazán, 1941) Poetisa rusa. Su obra es, junto con la de Anna Ajmátova, Ossip Mandelstam y Boris Pasternak, una de las más notables de la moderna poesía rusa. Se exilió en 1922 para seguir a su esposo, que se opuso a la Revolución. De su obra poética sobresalen los títulos Álbum vespertino (1910), Viorsti (1922), El poema de la montaña (1924-1925), Poema del fin (1925), Carta de año nuevo (1926-1927). Escribió también las dos primeras partes de una trilogía dramática consagrada a la figura de Teseo: Ariadna (1923) y Fedra (1924). Destacan igualmente sus ensayos: El poeta y la crítica y El poeta y el tiempo. Regresó a su país en 1939, y poco después se suicidó.

 

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