lunes, 15 de julio de 2019

DILIGENCIAS. ANDRES TRAPIELLO.



  Estoy echado a perder. Según Trapiello “A mí escribir me ha puesto a salvo de la literatura. De haber sido únicamente lector, me habría echado a perder, como la mayoría de los lectores, empezando por Alonso Quijano (en el mejor de los casos)”.
  Así es. Quitando unas pocas actividades: correr, pasear, montar en bici, y un etcétera amoroso –y corto de tiempo- la mayoría de las actividades me parecen aburridas comparadas con leer.
A principio de junio fui a la feria del libro para comprar este libro. Su autor firmaba ejemplares. Había una cola no demasiado numerosa pero la cosa iba tan lenta que estuve esperando más de media hora. Bajo un sol rabioso de verano. La pareja que tenía delante quería que les firmara un ejemplar de Las Armas y las letras para algún regalo. Quisieron pegar la hebra y me preguntaron algo. Al final acabamos hablando un poco del autor del que ellos desconocían casi todo. Es curioso lo que sé de Trapiello. Es como alguien cercano de la familia. Es más, sé más de él que de muchos miembros de mi familia. Yo les dije que iba a comprar dos ejemplares de los diarios: el último y Siete moderno.
  Cuando me tocó el turno lo saludé y enseguida que le entregué mis dos volúmenes los descapulló del plástico con gran pericia. Para que después diga que no vende mucho. Fue otra vez amable conmigo. Volvió a preguntarme el nombre y cuando se lo dije me miró como para reconocerme. Sí, se acordaba del año pasado.
  Este volumen Diligencias (tiene que ver con la portada del libro, un dibujo que le regaló un escultor amigo, utilizado para una escultura) es del año 2008. Otra vez las mismas cosas. Le dije que no le había hecho caso en el orden de las lecturas. En el fondo da igual cómo se lean. Me preguntó por la experiencia de hacia atrás, salvo excepciones como esta. Le contesté que igual de placentera la lectura: él era más joven, sus hijos más niños, etc.
  El libro, como todos, me ha resultado de lo más ameno. La pareja de la cola me preguntó si eran buenos. Y les dije: A mí me gustan.

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