La faz de España, un delicioso libro de
viajes por la España de 1949, del gran Geraldo Brenan. Eso sí que era hambre,
miseria. Ahí no había tiempo para depresiones ni reivindicaciones, se gastaron
todas durante la guerra; era todo un mundo de pura supervivencia.
Hay algo en este tipo de autores británicos
que me apasiona: su punto de vista en la observación. Son personas a las que les
gusta hablar con cualquiera, se ésta importante o humilde, como Leigh Fermor o
Graves u Orwell. Puede escribir un detalle banal o una disquisición histórica
de varios siglos de antigüedad. Por ejemplo en Extremadura dice que en un
pueblo, cruzando un puente romano vio un carro que llevaba encima a tres jóvenes
mujeres que reían y lo miraban: nunca, dice, pudo olvidar aquella escena. Eso
es grandioso.
También te puede analizar un detalle técnico:
“El arte barroco, como ha dicho Werner Weisbach en su admirable libro sobre él,
es el arte de la propaganda. La Iglesia ya no era universal y había perdido
mucha de su anterior confianza en sí misma: Sin embargo seguía sintiendo la
necesidad de excitar, impresionar, desconcertar y abrumar a la gente”.
A Brenan le gustaba España y los españoles.
Nos perdonaba nuestros defectos y ensalzaba las grandes virtudes también. Y hay
algo que también me gusta de él porque son cosas que también me gustan a mí:
caminar, pasear, observar. Desde que llegó a aquel pueblo de la Alpujarra se le
vio dar grandes caminatas por toda la montaña, hablar con las gentes del
pueblo, con visitas que recibía de su país, sus amigos del grupo de aquel
barrio de Londres.
Una nota del libro en cuanto a nuestro
sentimiento religioso. Ojo! Y nos quería con locura!!:
“Los íberos carecían de imaginación para
crear mitos, y sus dioses eran tan vagos y carentes de rasgos distintivos como
los de los romanos. Los españoles han heredado su vaciedad mental, porque sus
santos y Vírgenes son los más insulsos de Europa –criaturas torpes y larvarias
a las que nunca les crecen las alas-, y la única doctrina teológica que han
desarrollado y hecho suya es la de la Inmaculada Concepción. La Religión en
España, excepto durante el breve período de los místicos carmelitas, ha sido un
asunto de ritual y observancia, cargado de tabúes y sin buscar nunca una
expresión ni intelectual ni imaginativa”.
Este
libro lo encontré en el Campillo del Nuevo Mundo el día de Reyes de este año. Dos
euros. Editorial Plaza y Janés, año de edición: 1985. Y lo acabo de ver que lo
venden en Amazón a partir de 79 euros. Quizá sea el nicho de un negocio futuro,
o, ¿trabajan ahí los algoritmos sabiendo la calidad y la escasez de
determinados libros? ¿Quién sabe? En cualquier caso me ha procurado un gran placer
por lo que vale un café con leche y no más de un churro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario