viernes, 8 de octubre de 2010

ALFONSINA STORNI

Siendo apenas un niño comencé a practicar acordes con la guitarra. Cantaba canciones simples con el LA, el RE y el MI. Me gustaba cantar canciones; era la época en la que se produjo el boom de los cantautores latinoamericanos. En una ocasión me enseñaron, no sin esfuerzo, una canción que pervivirá en mi memoria para siempre: Alfonsina y el mar. Tuve que aplicarme en serio pues algunos de los acordes iban en sostenido, con bemoles, con menores, séptimas... Y tenía una letra que entonces veía misteriosa y apenas con el significado de una sirena perdida en el mar.
Muchos años después supe que Alfonsina era la historia de una poetisa argentina nacida en Suiza. Se va a vivir a Argentina con apenas cuatro años a la ciudad portuaria de Rosario. Tenían carencias económicas. El padre era raro y melancólico. Su madre abre una escuela con no demasiado éxito. Con trece años y para sustituir a una actriz enferma, se traslada con una compañía de teatro por diversas ciudades y cuenta que le sirvió para conocer las mejores obras de teatro clásico y contemporáneo.
Al regresar se hace maestra de escuela y comienza a publicar poesía. Se traslada a Buenos Aires. Da a luz a su hijo Alejandro y debe afrontar sola la situación. Trabaja como cajera. Comienza a relacionarse con diversos poetas. Publica en la revista Caretas.

En 1920 llega a Montevideo y triunfa en el círculo intelectual uruguayo. Era de conversación chispeante y en no pocas ocasiones era la reina de la simpatía. Ahí conoce a Horacio Quiroga; otro ejemplar de la “colección”. En 1920 recibe el segundo premio nacional de poesía.
Conoce a Gabriela Mistral. Quien dice que no ha visto en su vida cabellos más hermosos: sus cabellos eran plateados aun teniendo sólo veinticinco años.
Fracasa con una obra de teatro. Conoce a Federico García Lorca. En 1935 es operada de un cáncer de mama y al año siguiente se suicida su amigo Quiroga.
En Mar de Plata y a la una de la madrugada abandonó su habitación y se dirigió al mar. Por la mañana unos trabajadores encontraron el cadáver. Lo que ocurrió esa noche ya lo cuenta esa canción. El Senado de la Nación le rindió un sentido homenaje: Se lamentaron de que cómo era posible que un país con tantas riquezas no supiera crear una atmósfera propicia para esa planta tan delicada como es un poeta.

3 comentarios:

Alan Cipiran dijo...

Hermosa y Tristísima canción... ¿en versión de quién la escuchaste? porque ésta la han cantado muchos.

Particularmente me gusta la versión de calamaro, de su extenso álbum "EL SALMÓN"

Hermi dijo...

No está mal la de Calamaro pero me gusta más la original, la de Mercedes Sosa, desaparecida no hace mucho. Y también una chica que la tocó con un arpa en la calle Preciados hace muchos años. Inolvidable.
Gracias por el comentario. Un saludo.

Anónimo dijo...

juraría que habia comentado esta entrada :-/ cosa más rara

tuti