martes, 27 de abril de 2010

26/04/2010



Siempre me ha gustado correr y quizá por eso compré “La soledad del corredor de fondo” de Alan Sillitoe. Es una edición de 1981 de Bruguera comprado en una librería de saldo que también desapareció con el paso del tiempo. De la novela no recuerdo gran cosa. Quizá que trataba de un muchacho rebelde al que internan en un reformatorio por un robo y al que una vez dentro le estimulan para una carrera importante que va a ver en el centro. Y que su manera de protestar, la única, es chafar las expectativas de los responsables.
Hoy ha muerto su autor a los 82 años.
Por fin hablé con él, con el vagabundo extranjero. Es un británico que lleva en España siete años, vagando de aquí para allá. En el árbol de la Gran Vía lleva ¡siete meses! Me costó acercarme pero al final lo hice y le pregunté: “¿Hola, puedo ayudarte?” le dije sacando el monedero del bolsillo. No se me ocurrió mejor forma de hacerlo. Me dijo, en un español bastante defectuoso que sí, claro. Luego de darle tres euros le pregunté de dónde era, cuánto tiempo llevaba aquí, etc. Le dije que me había llamado la atención verlo todas las tardes durante todo el invierno y que algunas veces estaba leyendo, cantando o escribiendo algo. ¿qué? Y me contestó que escribía canciones. Me dio a elegir un manojo de copias de un disco que, me dijo, había grabado. Bueno, cualquiera que coja estará bien..., “no”, me contestó, “son todos distintos, todas las tapas las he dibujado yo. Así elegí una en la que se ven a un cristo crucificado fumando un porro mientras una niña pasea un perro. Luego pasó una señora con su perro y sus dos chuchos salieron a por él a pelearse. Él se fue a por ellos y les regañó. Yo me despedí diciéndole que otro día le pediría el favor de poder hacerle una foto. Me dijo que había tenido problemas con el alcohol.
Se acaba el mes de abril; para mi un abril romano. He pasado allí cinco días fantásticos. A su vez he leído el librito de Mendoza; Pomponio Flato, una novelita divertida sobre un asesinato en la época de Jesús. Una biografía de Cicerón, aburrida como una tesis universitaria, y me he enganchado, cinco años después de su estreno, con la serie “Roma”. Ellos filosofaban y creían en dioses que ahora nos parecen una broma. ¿Qué les pareceremos nosotros a los hombres que vivan dentro de dos mil años?
Primavera. Exuberancia de árboles catedralicios. Las hojas recién salidas, verdes y limpias. Todo invita a la vida. El aire se llena de semillas volando buscando su destino. Los muchachos y las muchachas se buscan en las sombras. En una de las veces, corriendo por las veredas veo a una pareja sentada en un banco al fondo en la que parece que ella le masturba a él. Ponen un bolso encima para disimular. Me gustaría decirles que perdonen, que no se preocupen, que sigan, pero no digo nada porque sé que seguirán apenas pase. En la primavera toda la vida sale a borbotones a buscar vida. Quizá por eso les parezca en el fondo, a algunos, tan triste.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La obra se adapto a film y fue protagonizada por un joven Mel Gibson. El grupo britanico IRON MAIDEN le ha dedicado una canción, por demás muy buena. Su sueño era correr, y aun en el medio de un ataque de guerra lo hace hasta que lo bajan. Muere corriendo.