martes, 15 de diciembre de 2009

OTTO WEININGER


Yo no sé cómo un ser humano es capaz, con veintitrés años de hablar: alemán, francés, inglés, italiano, español, noruego y ¡griego! Y ¡latín! Pero es que a los veintidós es ya doctor en filosofía y letras. Ése ser humano es Otto Weininger. Un año más tarde publica su única obra: “Sexo y carácter” que se convierte en poco tiempo en una obra de éxito rompedor.
No está clara su tendencia homosexual aunque se ha hablado mucho de ello. Tampoco se le conocieron amores de cualquier otro tipo y combinación. Se dice que era antijudío y que en parte lo era él mismo. Hitler comentó que era de los pocos judíos que merecieran la pena, porque se suicidó al ser consciente de su ascendencia. Hay que ser cabrón. Luego comió de su misma medicina.
También era misógino y racista (Hitler se basó en su libro para escribir el suyo). Según Weininger lo que un individuo busca en el otro es completarse a sí mismo. Dice que la mujer y el hombre perfecto contienen algo de su masculinidad o feminidad. La comunicación de un individuo con su pareja es en realidad comunicación con uno mismo.
Muy bien, pero su libro ha sido apartado de muchas bibliotecas. Si se leyera ahora causaría sonrojo.
El 14 de octubre de 1903, Otto Weininger se dispara un tiro en el corazón en la habitación que había ocupado Beethoven en Viena. Ludwig Wittgenstein, y Stefan Zweig fueron a su entierro. Tenía 23 años.
Magris, en la entrada 27 de El Danubio, habla de este escritor. "...Weininger se disparó un tiro en el corazón. Pocas semanas antes había escrito la sensación de extravío que se siente cuando, en el camino, nos volvemos atrás y vemos el trecho recorrido, la vía indiferente cuya fuga rectilínea expresa la irreversabilidad del tiempo. Al final sólo queda eso, la mirada hacia atrás que percibe la nada".

2 comentarios:

Kenneth Moreno May dijo...

sorprendente, no conocía esa historia. El influjo de weininger sobre wittgenstein es algo conocido, pero hasta allí sabía

Hermi dijo...

Me alegro Caracol que te sorprenda. Es increíble la cantidad de escritores que firmaron el final de su vida de su puño y letra.
Un saludo.