La otra noche, en una cena con amigos, se me
calentó la boca de más. Es cierto que parte de la culpa la tuvo un vinillo más
que aceptable de Madrid y la postura recalcitrante de un contertulio querido que
defendía que el gobierno ¡no pudo hacer nada para detener a Puigdemont! en su
visita programada a Barcelona, hace unos meses. “Si lo sabía yo, el último de
los mindundis de este país, ¿no lo va a saber el CNI, la Guardia Civil, etc?”. El
caso es que me descontrolé un poco y llamé abiertamente fascista a este
gobierno destructor de instituciones, poderes y Estado en general. “¡Sí, es un
gobierno fascista!”. A partir de ahí se hizo un incómodo silencio, yo me
arrepentí, pedí perdón por la intensidad, cambié de tema y seguimos con
nuestras propias tonterías. No hay nada como sacar tema “culo, caca, pis” para
rebajar tensiones y producir risas tontas.
El caso es que al día siguiente proseguí con
mi lectura de M. el hijo del siglo, y me encontré algunos párrafos:
“Los socialistas han llegado incluso a
expulsar del partido a ese Benito Mussolini que antes de la guerra era su
estrella en ascenso”.
“El
programa de los Fascios de Combate…, salvo por la revolución, es un programa
casi idéntico al de los socialistas revolucionarios, más a la izquierda de los
reformistas. Un programa concebido por los expulsados del socialismo para
atraer a sus antiguos camaradas”.
Programa de los Fascios:
“jornada laboral de 8 horas, salarios mínimos,
representantes sindicales en los consejos de administración, gestión obrera de
las industrias, distribución de tierras no cultivadas entre los campesinos,
escuela laica financiada por el estado. Impuestos extraordinarios, expropiación
parcial de todas las riquezas, incautación de todos los bienes de la iglesia”.
Estas
soflamas podrían suscribirlas hoy mismo este gobierno, sobre todo con sus
socios comunistas de Podemos y Sumar. Y, aclaro de nuevo, es un programa
fascista.
Este libro lo compré por wallapop a menos de
la mitad de su precio, completamente nuevo sin estrenar. Era una chica joven la
cual me confesó que lo abandonó a las pocas páginas por ser un tema, dijo, que
no le interesaba nada. Lo del peligro de repetir la historia (trágica) si no se
conoce bien el pasado.
Tanto
me ha interesado, tanto he disfrutado de su forma de contar las cosas que doy
por seguro que en la feria del Retiro de este verano me haré con los siguientes
dos tomos.
“La plaga asiática está a las puertas”.
Winston Churchill.
“La política de masas resulta del todo ajena
a los intereses de los hombres de poder tradicionales. Para ellos hay que
mantener al pueblo a distancia, a raya, acuclillado, en un estado de permanente
minoría de edad”. Nitti, liberal demócrata.
“León Trotski que antes de la revolución era
un hombre de letras apodado el Plumilla, se levantó de su escritorio y organizó
en pocos meses el Ejército Rojo, el mayor ejército popular de la historia,
millones de trabajadores y campesinos alzados en armas, un nuevo concepto de la
guerra de movimiento a escala planetaria”.
“-Sabéis
tan bien como yo hasta quú punto la política es teatro. Todos son comediantes.
Ese Mussolini es un buen histrión”. No son pocas las veces que he dicho que
Sánchez es el mejor y más competente de los actores del hemiciclo.
“Mossolini sabe, como pocos, que la realidad
estriba únicamente en el poder del hombre para construirla, y que solo se crea
con la actividad del espíritu”.
“El pueblo, por sí mismo, no está en
condiciones de ejercer directamente la soberanía, solo puede limitarse a
delegarla”. El Duce.
En fin, estupendo libro que fue motivo de
toda una tertulia en La Cultureta y que tantas veces (no todas) aciertan con
mis gustos. Ya en el punto de mira su El hombre de la providencia.