Ya lo he contado antes pero lo repito. En un
caluroso día de verano del año pasado, al salir a correr, me encontré en los
cubos de la basura de la comunidad de vecinos unas cuantas bolsas llenas de
libros. Éste, en magnífico estado, era uno de ellos. Cuánto me alegro. Es muy
bueno y, encima, de un historiador para mí desconocido hasta entonces, Álvaro
Lozano. La Gran Guerra 1914-1918. De la contraportada, un fragmento: “… ofrece
una detallada imagen del impacto del conflicto, estratégico, político, social y
cultural. Abordando los complejos orígenes de la guerra…”.
Se lee fácil y se comprende bien entre el
marasmo de nombres y vicisitudes de la política y la guerra de aquella
espantosidad. Pero por eso mismo es tan apasionante. Habré visto decenas de
documentales y habré leído decenas de libros sobre el tema: da igual, me sigue
entusiasmando leer sobre todo esto.
“El inicio de la guerra dejó aparcado el
tema. Los irlandeses, tanto protestantes como católicos, acudieron en defensa
de Gran Bretaña”.
“Sin embargo, un grupo de irlandeses
liderados por Roger Casement, que había destacado por su crítica hacia los
abusos coloniales en el Congo, pensaron que la guerra era una ocasión
inmejorable para lograr la ansiada independencia”.
“Las tropas británicas intervinieron con
celeridad barriendo las posiciones nacionalistas con artillería y una cañonera”.
“El levantamiento había dejado 450 muertos y 2500 heridos, entre ellos muchos
inocentes que se habían visto atrapados en el fuego cruzado”.
“James Conolli, que se encontraba demasiado débil
para mantenerse en pie, fue atado a una silla para ser fusilado”.
“Liderados por Eamon de Valera y Michael
Collins, los nacionalistas libraron una eficaz guerra de guerrillas contra las
tropas y los intereses británicos. Gran Bretaña respondió revocando el Home
Rule y ampliando en 1918 el servicio militar obligatorio en Irlanda. Tras la
guerra no llegó la paz a Irlanda: siguió una guerra civil, que en 1922 llevó a
la división de la isla en el Estado libre de Irlanda, con capital en Belfast,
que siguió siendo parte de Gran Bretaña. Era el inicio de un largo y cruento
conflicto”. Sin comentarios.
“Baroja consideraba que tan sólo Alemania era
capaz de acabar con el clericalismo en Europa”.
“En el bando aliado, con la llegada mensual
de 300000 norteamericanos, la moral aumentó y creció el sentimiento de que el
fin de la guerra estaba próximo”.
“El cese definitivo de hostilidades fue
fijado para las once horas del día 11 del mes 11 de 1918”. Qué curioso, como si
hubiera sido un juego con final más que cierto y planeado.
“Uno de los motivos por los que Hitler
ejerció un atractivo tan fuerte en Alemania en 1933 fue porque gran parte del
pueblo creyó de forma genuina que habían sido engañados en 1919. Sin embargo
ese hecho por sí solo no explica la Segunda Guerra Mundial”.
“El mapa de Europa se había convertido en una
representación más certera de las identidades nacionales que el de 1914, pero
el precio por respetar las identidades nacionales fue una mayor inestabilidad”.
“un soldado británico: me dijeron que debía
regresar a la Tierra de Nadie y enterrar a los muertos del Regimiento
Newfouland. Parecían destrozados y las ratas surgían de sus pechos. Las ratas
se alejaban de la lluvia debido a la tela sobre las costillas parecía un nido
agradable. Cuando tocabas un cuerpo, las ratas surgían por todas partes”.
Un nueve de nota para este buen escritor de
historia: Álvaro Lozano.
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