En una mesa gigante del Rastro, como si
fueran calcetines de oferta o bragas y calzoncillos para señora o caballero,
había centenares de libros y entre ellos esta edición de Círculo en perfecto
estado, y quien estaba a cargo de la venta era también una de esas gitanas que
venden todo tipo de productos: corta patatas, bragas, calzoncillos o libros. Un
camino en el Mundo. Dos euros. Naipaul acaba de morir y como no había leído
nada de él decidí adquirirlo. Pero, no sé, nunca me ha caído muy simpático este
hombre. Ni los artículos leídos en la prensa ni su cara, siempre un poco
revenida, me gustaron nunca. Pero a priori el tema del libro me podría llegar a
interesar. La inmigración de hindúes en una isla del caribe, Trinidad, la
infancia, los años escolares, viajes, etc. Pero se han confirmado mis
intuiciones, mis, si se quiere, prejuicios. El libro se me caía de las manos.
No hay temas atractivos, temas aburridos. Sólo la forma de afrontarlos puede
ser divertida o no. “El día en que desembarcaron al primer esclavo, esa región
se convirtió en territorio negro. Si hubieran sabido que eso iba a ocurrir,
seguramente se lo habrían pensado dos veces”. No sé yo qué le hubieran dicho si
lo hubiese escrito en estos días en algún periódico.
Mala suerte aunque a él ya le dé igual. Quizá
elegí (o me eligió él a mí) mal el primer libro de este autor y me esté
perdiendo algo fantástico, pero tardaré en saberlo.
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