En
alguna parte leí sobre él y por eso lo tenía anotado en mi fatídica lista. Sin más: su nombre y las fechas vitales; su
nacimiento y su suicidio en Roma (era un ser fascinado con la muerte). Pocas
cosas hay escritas de él en la Wikipedia y afines así que me metí directamente
en la sección de libros de Google. Cómo me gustaría ver el futuro donde
cualquier libro, libre ya de derechos de autor, esté al alcance de un clip. Enseguida he visto que era un americano nacido en Baltimore y habanero durante
la mayor parte de su vida. Amigo de Cernuda, Valente, Cabrera Infante y
Reinaldo Arenas, entre otros muchos. Homosexual tartamudo.
Trabajó como traductor para las Naciones
Unidas.
Según cuenta Luis Cino, periodista
independiente cubano, Casey era un tipo “muy inteligente, tímido, flaco, pálido, medio calvo,
con gruesos espejuelos de miope y varios tics nerviosos. Según Cabrera Infante,
algunos de sus amigos lo apodaban La Gaguita. Gustaba pasear por los
cementerios y vivía en la calle Oficios, en La Habana Vieja, con un amante
mulato que lo inició en la santería”.
Escribió poco y al parecer lanzó un
manuscrito al Tíber por algún desengaño amoroso. Solo terminó una novela: “Notas
de un simulador” y algunos cuentos. Sus cartas fueron vendidas a universidades
americanas por cubanos necesitados.
Lo encontraron muerto por una sobredosis de
barbitúricos el sábado 17 de mayo de 1969 en su apartamento romano.
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