Esta mañana he tenido una idea buenísima, brillante, una
sentencia redonda de la que he estado orgulloso un buen rato. Luego, a lo largo
del día, se me han ido perdiendo los detalles que la sustentaban. Conservo no
obstante el núcleo pero he perdido lo más importante: los adornos. Hay autores
que recomiendan llevar siempre una libreta para apuntar tales deslumbramientos.
Estoy de acuerdo, pero luego se me olvida cogerla.
Leyendo Pasados los
setenta IV. Radiaciones VI. Es decir, el tomo siete de los diarios de Ernst
Jünger. No cabe duda que se siguen encontrando verdaderas perlas en entradas
algo pesadas en torno a correspondencia, sueños, discursos y cazas sutiles en
varias partes del mundo. Sí, también era un afamado entomólogo. Hay que
reconocer que la vida burguesa -aunque aventurera- de un hombre de noventa años
es menos emocionante que la de un joven anotando peripecias de las dos guerras
mundiales vividas.
Una perla: “La
primera hojeada de un libro tiene para mí un significado mántico, igual que una
llamada. Tal vez la puerta permanezca cerrada: que se abra con frecuencia se
deduce de que un autor, que merece tal nombre, se encuentra prácticamente en
todas las páginas una frase que incita a reflexionar o incluso a meditar como
aquí en la página 82: Aquí o allá, o más allá sólo el SER fue nuestra patria”.
De un amigo: “El
otro día salí a correr un poco tarde y apenas quedaba claridad. Suelo pasar por zonas urbanas poco
transitadas cerca de mi casa. Vi un coche aparcado al fondo de una cuesta.
Cuando llegué a su altura vi enseguida que había una pareja en su interior.
Ella estaba sentada en el asiento del copiloto a horcajadas encima de él.
Debían de ser las últimas sacudidas porque el mundo exterior había desaparecido
para ellos. Ella brincaba con verdadero ahínco mientras el rostro de él se
hundía entre sus pechos. Me pregunté cuánto hace que uno no tiene un momento de
desenfreno inesperado. Un momento de improvisación, de urgencia. En el
matrimonio todo el asunto de la cama está domesticado; higiénicamente
domesticado. Como decía Sabina: calor de pesebre. Aunque tiene la ventaja, esa
manida ventaja, de poder decir, después de todo, que puedes estar en silencio a
su lado. Para qué pronunciarse si todo está ya gastado”.
3 comentarios:
How are you, moncheri!!
Perdona, estoy practicando Frances...
Te quiero "regalar un libro de 1906 para "tu coleccion. Cuanto crees que costara? Litografias de Velazquez, Carmencita y varias mas..., el "tope de las paginas vienen alumbradas "en oro y el lado opuesto a "la espina sus paginas pareces cortadas "a mano... es "medio naranja y te ensenya a saber "mirar u observar un cuadro o "lienzo de... creo era Witt Nueva York, segundo "impreso. No me digas que vale "mucho porque me gusta y tiene que ser una joya su valor por lo menos "por su aprendizaje... me da pena perderlo pero yo no tengo donde "guardarlo.
Vera!!
Hola Hermi,
Espero que estes bien, te siento demasiado callado... deseando que todo te vaya bien expresamente son mis deseos igual que debe ser para muchos tambien.
Un abrazo de tu estimada "conocida,
Y.I.G.
Vaya. Pues sí que tenía esto un poco abandonado.
El caso es que cuando llega el verano, cuando llega el calor, uno vive más; y lógicamente lee y escribe menos. Salgo a pasear a menudo. Salgo más a tomar cañas con amigos. Hago más deporte. Y leo mucho más que escribo.
Vera: muchas gracias por el ofrecimiento. Tengo el libro que se imprimió sobre la famosa exposición que se hizo sobre Velázquez hace unos años aquí en el Museo del Prado. Si quieres puedes ponerte en contacto conmigo en la dirección de correo que aparece arriba.
Vaya, Y.I.G., no logro averiguar quién puedes ser. Muchas gracias por tu interés. No creo que haya en el mundo una persona más torpe que yo a la hora de resolver adivinanzas. Te digo lo mismo que a Vera: te animo a que me escribas a esta dirección y me desveles tu identidad, o lo que sea.
Un abrazo.
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