lunes, 10 de octubre de 2011

11 de octubre de 2011. Nieves

Esta mañana me han parado cuando iba por la calle y me han dado la noticia: Nieves ha muerto. Hace cinco años que le diagnosticaron un cáncer y… yo soy un cobarde. A veces la he llamado por teléfono para intentar su consuelo y es ella la que me reconfortaba. Fuimos compañeros de oficina hace algunos años pero luego cada uno fue por un lado. Me consta por los que han estado cerca que no se quejaba, que asumía su destino sin amargura. Venimos a intentar ser felices y sobre todo a morir. Ella ha sabido hacerlo y ha sido un ejemplo para todos nosotros. Ojalá yo tenga la mitad de entereza que ella en la hora final.
Era la compañera ideal y sobre todo una buena amiga. De memoria prodigiosa, era capaz de tener todas las fichas en la cabeza. Tenía una inmensa capacidad de trabajo. Jamás tuvimos una palabra desatenta o un mal día. Nunca practicaba eso tan español de despellejar a los demás. En invierno, con la oficina atrancada por el frío, fumábamos sin parar y nos gustaba tomarnos un café siempre hirviendo.

4 comentarios:

Pilar P dijo...

Esto no es mio, es de Delibes:

“Mis reflexiones transitan por la idea de que muchas
veces perseguimos lo que no tenemos, y olvidamos
lo que sí tenemos.
En nuestro afan por conseguir cosas materiales perdemos
el sentido de la vida, el rumbo y mientras en esa lucha
contra el tiempo no disfrutamos de los pequeños, o no
tan pequeños, placeres diarios. Esos que no se pagan con
dinero, y que no volverán.

Mi vida no va a ser más feliz por tener este cacharrito,
o el otro, será en la medida de que sepamos disfrutar
de pequeñas cosas, de una puesta de sol, de las risas
con la gente que queremos o simplemente de un buen
libro.”

Esos pequeños detalles que cuentas de tu amiga, es lo que hace que vivir merezca la pena aun cuando todos estamos abocados a morir.

Pilar P dijo...

Me olvidaba!:
Un abrazo
Ultravioleta

Hermi dijo...

Muchas gracias, Pilar. Debo ser la persona más incompetente para dar un pésame o un lo siento o un consuelo. Hace unos años murió en un accidente de tráfico el hermano de un amigo al que yo no conocía. En cuanto me enteré fui al velatorio donde estaba toda la familia destrozada, como es de suponer. No pude aguantar el llanto. Casi hubieron de atenderme a mí. Lo paso fatal.
Un abrazo.

Pilar P dijo...

Eso que cuentas pudo ser un shock demasiado fuerte como para evitar llorar, pero tambien te pasa, creo yo, porque eres muy sensible, lo cual es fundamental, entre otras cosas, para apreciar el arte.
Me voy a pasá al Wabi Sabi ¿recuerdas que en clubcultura Paco Gijon hablaba mucho de esto? Esto no tié na que ver con lo de la muerte de tu amiga, pero eso, ahi queda....
Abrazos