También Roorda urdió el suicidio como una obra de arte. Se puso, por así decirlo, en sus manos. Tanto es así que fue escribiendo un librito titulado “Mi Suicidio” para provocar morbo en los lectores y saldar deudas con sus acreedores. Incluso estuvo tentado de dar una conferencia en la cual se anunciara su suicidio para el final, pero temió dejar una huella imborrable en el local de su amigo.
Roorda era profesor de matemáticas en Lausana. Decía que la vida del común de los mortales era la aburrida vida de las hormigas: invertir la juventud en preparar la vejez. Él quería disfrutar de todos los caros placeres de la vida pero, ¡ay!, no podía, claro.
Sus amigos se ofrecieron en mantenerle pero para él esa también era una vida de esclavitud y agradecimiento.
“Mi suicidio será un título más atractivo, pues el público tiene una afición muy pronunciada por el melodrama.”. Al día siguiente de acabar este libro, se suicidó con una pistola. Se podría de decir que era un pesimista alegre.
Tenía 55 años.
4 comentarios:
Intrigado por ese suicidio leí algo sobre Henri Roorda van Eysinga (de padres holandeses) en un sitio web holandés. Lees holandés (qué pregunta rara, no?)?
Además me intrigaba su suicidio por una reciente discusión sobre el tema en dos otros blogs.
Un saludo desde Amsterdam
Lo mismo, Giovanni. Me interesó desde el principio su vida y su muerte. Tanto que busqué durante un tiempo su libro "Mi suicidio" que al final hallé y pude escanear el dibujo que aparece en su última página. Un libro pequeño pero lleno de reflexiones descarnadas: hay individuos que vienen al mundo y siempre tienen la sensación de ser un detritus.
Un saludo.
Yo estoy de acuerdo.vivir la juventud al maximo. Ya lo demas son cargas Para el cuerpo y la familia. Y morbo Para Los amigos..me queda cinco años para leer el libro...o escribir otro. Para tomar la misma decision..soy abogado.y la injusticia a nivel Mundial..mata mas rapido..
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