Cuando sólo queda la pasión por vivir, es el subtítulo de este libro-reportaje de Moro. Javier Moro, me enteré hace poco, es sobrino de Lapierre, Dominique Lapierre el autor de libros de viajes y de sociedad, uno de ellos encontrado en un contenedor de basuras, intacto, hará poco más de un mes: India Mon Amour.
En esencia el libro habla de dos casos: Christophe Roux, un joven que al zambullirse en el mar se queda tetrapléjico y Song Tak, una víctima de los Jemeres Rojos. Ambos se encuentran en una habitación del centro de rehabilitación y emprenden el duro camino de la superación.
Me gusta leer este tipo de libros de vez en cuando porque a uno le hace sentirse más vivo, los problemas se relativizan, damos gracias a Dios o al destino que haya sido tan benévolos con nosotros.
No he subrayado nada porque uno lee sobrecogido las vicisitudes de un ser humano, joven y en plenas facultades, convertido en su propia cárcel. Hablando con un conocido me recordó el caso de Johny cogió su fusil, el alegato de Trumbo contra la guerra. En este libro también se refiere a este guion.
También es una historia de amor de su novia Mathilde, que en un principio se empeña en mantener la relación a pesar de haberse convertido en todo menos en un hombre pero la voluntad humana puede hacer milagros.
Al final Christophe es capaz de mover los brazos, las manos (con operaciones) conducir un coche, casarse y llevar una vida normal auqnue sea entre grandes comillas. Y Song será capaz de realizar una maratón con su silla adaptada.
Javier Moro sabe contar historias aunque en este libro aún se encuentra lejos del genial premio Planeta El Imperio eres tú o la interesantísima A flor de piel, los otros dos libros que he leído de él.
Volveré a Javier Moro cada vez que vea algo de él en alguna librería de viejo.
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