jueves, 17 de febrero de 2011

Ana Karenina


Acabo de terminar de leer Ana Karenina. Esta novela de Tolstoi es un novelón de los de antes, es decir, un libro escrito para personas que apenas tenían entretenimientos y vivían pendientes de unos personajes durante semanas. También es una novela que de alguna manera moraliza para marcar un camino, el camino de la perdición en el caso de la señora Karenin y el camino de Kitti, la mujer virtuosa. Una novela quizá escrita para contradecir aquella obra de arte que era “Los infortunios de la virtud” de Sade, donde la hermana amante de los vicios y las depravaciones parece tener infinita más suerte que su hermana, la honesta y recatada Justine.

Antes de decidirme por mi ejemplar de Ana Karenina leí el comienzo de todas las versiones que atiborraba el estante de la librería. Algunas traducciones son sencillamente denunciables. Si alguien no quiere leer el libro –que recomiendo, cómo no- pero quiere meterse en una conversación sobre él, tendría que saberse 2 frasecitas: La primera frase, que es una declaración de intenciones: "Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”. Y la otra, cerca del final del libro: "No hay situación a la que un hombre no se acostumbre, especialmente si todos los que le rodean lo soportan como él. Ana Karenina es una especie de Madam Bovary con un poco más de recorrido.

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