Otro libro que descubrí en mi librería favorita de viejo, la Solidaria de Argüelles. Me llamó la atención sobre todo porque tiene el mismo color y formato que la colección de quiosco al que tanto cariño le profeso: La biblioteca de Borges, en los años ochenta, de la editorial Orbis. Además de que siempre había tenido curiosidad por leer estas memorias que sin duda le dieron el mérito para ser distinguido con el premio Nobel en el año 53. Hace no obstante bastantes meses que la adquirí pero la letra menuda, demasiado menuda, me habían hecho posponer la lectura. En los párrafos donde se auto cita es aún más menuda. Menos mal que, de momento, soy capaz de leer este tipo de letra sin gafas, lo cual es una suerte aunque termine con la vista cansada.
No puedo evitar tener mezclada en la cabeza su verdadera imagen con la que tan admirablemente interpretó Gary Oldma en Las horas más oscuras. Lo primero que se me viene a la mente es una imagen de competencia, de control, de inteligencia, de acción. Ya con siete años, como se ve en la primera foto de la wiki, parecía desafiar al mundo. Hace en los primeros capítulos un análisis sobre los motivos del gran conflicto mundial. “Jamás ha habido guerra más fácil de impedir que ésta que ha hecho naufragar lo que del mundo quedaba a flote después del conflicto anterior”. Otra cosa que me ha sorprendido es lo bien que escribía. Ya cuando estuve en Londres le rendí un particular homenaje en la Abadía de Westminster donde existe un monumento a su memoria.
“...los S.A. (nazis) en gran extensión, se habían convertido en un movimiento revolucionario, estimulado por los descontentos, los amargados, los subversivos y los desesperados. De los bolcheviques, a quienes tanto acusaban, aquellas gentes no diferían más que pueda diferir el Polo Ártico del Antártico”.
En alguna parte de estas memorias se refiere a nuestra guerra; aquí Churchill, un personaje histórico de máximo prestigio, que estaba fuera de la pomada, de la manteca, que veía el ruedo desde fuera decía:
“A mediados de junio de 1936, la creciente degeneración del régimen parlamentario de España, y el vigor con que se preparaban sendas revoluciones comunistas y anarquistas, desencadenó un alzamiento militar que llevaba largo tiempo preparándose. Forma parte de la doctrina y de la táctica comunista, según lo estableció el propio Lenin. El que los comunistas contribuyan a todo movimiento hacia la izquierda y favorezcan la implantación de gobiernos débiles de tipo radical, constitucional o socialista. Los comunistas deben socavar los cimientos de esos gobiernos y arrancar el poder de sus vacilantes manos para establecer el mando absoluto y fundar el estado marxista. En España estaba manifestándose una perfecta reproducción del período Kerensky en Rusia. Pero las fuerzas de España no habían sido quebrantadas por la guerra extranjera. El ejército mantenía una considerable medida de cohesión. A la vez que la conspiración comunista, se elaboraba en secreto una contraconjura militar que había cobrado ya profundas raíces. Ninguno de los dos bandos que conspiraban podía alegar, con justicia, títulos de legalidad, y los españoles de todas las clases tenían que pensar, ante todo, en la vida de España. Muchas de las garantías corrientes en la sociedad civilizada habían sido liquidadas por la infiltración comunista en un decaído gobierno parlamentario”.
Varias páginas después transcribe un artículo suyo de prensa:
“No hay peor disputa que aquella en que ambos bandos comparten la razón y la sinrazón. En este caso, tenemos por una parte las pasiones de un proletariado atrasado y pobre que pretende derribar la Iglesia, el Estado y la propiedad, e inaugurar un régimen comunista. Por otra parte, las fuerzas patrióticas, religiosas y burguesas, bajo la dirección del ejército y sostenidas en muchas provincias por los campesinos, quieren restablecer el orden, implantando una dictadura militar. Las crueldades y las implacables ejecuciones impuestas por la desesperación de los dos bandos, los asombrosos odios desencadenados, los conflictos de doctrinas e intereses, hacen harto probable que a la victoria siga el inexorable exterminio de los elementos activos de los vencidos y un prolongado período de férreo gobierno”.
Fino análisis. Esto fue escrito en 1937.
Siempre se ha dicho que si Hitler hubiera sido admitido en la escuela de arte el mundo habría tenido un pésimo artista pero se habría quitado de encima al peor dictador: “EL cabo Hitler, en Muchic, rendía útiles servicios a las clases pretorianas alemanas, despertando en soldados y trabajadores un fiero odio hacia judíos y comunistas, a quienes atribuía la derrota de Alemania”. “Así como el fascismo dimanó del comunismo, el nazismo dimanó del fascismo”.
El tremendo conflicto, la tormenta de acero, como diría Jünger, vino desde “probar cómo la malicia de los perversos fue reforzada por la debilidad de los virtuosos”. También la causa fue el desplome de las bolsas: “Un grupo de bancos importantes constituyó un fondo de mil millones de dólares para estabilizar el mercado. Fue inútil”.
Del Mein Kampf: “Aquel era un nuevo Corán de guerra y de fe, un Corán ampuloso, verborreico, informe, pero preñado de posibilidades”. “El hombre es un animal combativo, y, por tanto, la nación, comunidad de combatientes, ha de ser una unidad combativa”.
No es cierto como se dice tantas veces que Hitler ganó las elecciones. Le costó tiempo y varios asesinatos: “En 1928, Hitler sólo tenía doce diputados en el Reichstag, en 1930 alcanzó los 107 y en 1932 llegó a los 230. Por aquel entonces toda la estructura alemana había sido penetrada por la disciplina y los instrumentos del nazismo, y toda la clase de intimidaciones e insultos contra los judíos estaban a la orden del día”. “En noviembre hubo elecciones para el Reichstag. No se toleraron más candidatos que los respaldados por Hitler, y los nazis obtuvieron el 99 % de los votos”. Churchill ya lo veía venir: “Ninguna nación que desempeñe el papel que desempeñamos y aspiramos a desempeñar en el mundo tiene derecho a quedar en una posición en que pueda ser coaccionada”.
“No subestimen a Ingleterra. Es un país muy hábil. Si ustedes nos lanzan a otra gran guerra, Inglaterra movilizará a todo el mundo contra ustedes, como en la pasada”. Esta frase fue anunciada en Londres ante el embajador alemán Ribbentrop.
Los oscuros designios de la historia. “Se dedicaban a la protección personal del Füerer y a ciertas tareas especiales y confidenciales –las S.S.-. Mandaba estas fuerzas un ex criador de gallinas arruinado, llamado Heinrich Himmler”. “El número total de personas liquidadas se estima entre cinco mil y siete mil”.
A pesar de las promesas de Hitler de no invadir más territorios el caso es que en pocos meses y años lo hizo: Renania, Austria, los Sudetes, Checoslovakia, Polonia.
Estupendas las horas que me ha deparado esta lectura. Mi profe en BUP de historia, cuando llegaba la hora de aprender de las guerras mundiales decía que no podía. Lo suyo era la prehistoria como si allí los hombres no se abrieran la cabeza con lo que tuvieran más a mano. En fin, y todo por el módico precio de un euro.