miércoles, 17 de diciembre de 2025

DUELO AL SOL. ABELARDO LINARES Y JL GARCÍA MARTÍN.


 

 Este es un libro de conversaciones entre un editor que me gusta mucho, el de la sevillana Renacimiento, Abelardo Linares, y un profesor y crítico de libros, Luis García Martín, Duelo al Sol.

 

  Lo vi en la feria del libro antiguo y de ocasión de Recoletos y pensé que era un libro descatalogado pero no, es un libro de este mismo año 2025. Dicen llevar cuarenta años discutiendo y siguen siendo amigos. Un milagro en esta España polarizada donde muchas familias no pueden sacar el tema en las reuniones familiares.

 

  Me ha hecho gracia una anécdota que cuenta sobre lo de leer en público, qué de mal gusto puede llegar a ser: “Si me lee usted algo, yo le leo”. Como una amenaza o tortura.

 

  Una definición sui géneris sobre lo que debe ser un escritor: “es un hombre que debe tener un empleo, que debe ir a un café a hablar mal de este o del otro, a decir que escribir es una tontería y que a él no le gusta escribir. Entonces ya tiene la simpatía de los tontos de café que se creen listos, y lo elogian con entusiasmo, porque el escritor es tan tonto como ellos”. Así se las gastaban entonces.

 

El libro trata sobre la relación entre editores y escritores. Me he tenido que reír con la definición que hace Constantino Bértolo sobre lo que es un best seller:

 “Libros que cuenten conflictos reales y no más misterios, en plan del manuscrito del diablo que los ángeles escondieron debajo de la Sábana Santa, que lamano de Fátima introdujo durante un crepúsculo en la catedral del mar y que, para escándalo de los hombres que no amaban a las mujeres encontraría, en un amanecer con luna nueva, un niño con un pijama de rayas que, a la sombra del viento y los pilares de la tierra, soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina”.

  De José Hierro:

 Cuando me quedo más solo,

no estoy solo estoy conmigo

y a nadie le tengo miedo

si me tengo a mí conmigo.

 

 

  De José Ingenieros:

  La envidia y la emulación

parientes dicen que son;

aunque en todo diferentes

al fin también son parientes

el diamante y el carbón.

  Del mini ensayo de Ingenieros en cuanto a la envidia:
  “Toda la psicología de la envidia está sintetizada en una fábula, digna de incluirse en los libros de lectura infantil. Un ventrudo sapo graznaba en su pantano cuando vio resplandecer en lo más alto de las toscas a una luciérnaga. Pensó que ningún ser tenía derecho de lucir cualidades que él mismo no poseería jamás. Mortificado por su propia impotencia, saltó hacia ella y la cubrió con su vientre helado. La inocente luciérnaga osó preguntarle: ¿Por qué me tapas? Y el sapo, congestionado por la envidia, sólo acertó a interrogar a su vez: ¿Por qué brillas?”.

 

  Ayer me vacunaron de la gripe y algo ha debido pasar en el revuelo de mis células para que me pasara la noche soñando con ratas. Concretamente con dos. Una grande y otra chica que habitaban en el salón de una casa vieja con suelos de madera podrida. La grande se hacía dueña de un trozo jugoso de entrecote. La pequeña quería comer pero la grande la empujaba todo el rato a que comiera de un charco putrefacto plagado con larvas de gusano. Se las comía de manera glotona pero enseguida iba de nuevo hacia el entrecote y otra vez la rata gorda, entre chillidos, empujaba a la pequeña hacia la gusanera.

Hablan de la universidad, de los estudios que se hacen en ella. El profesor G.M. (Abelardo Linares no ha pasado por la universidad pero yo lo considero un sabio. Otra que no pisó la universidad, me entero, es Gloria Fuertes hasta que no fue allí a dar clases. Otra, Begoña Gómez) dice que:

  “La literatura nace y vive en otra parte; en la universidad solo se embalsama. Y se embalsama mejor cuando deja de estar viva, o al menos dejan de estar vivos y dando guerra sus autores”.

  También tiene este libro un aire de denuncia. “Las distintas administraciones públicas dedican una inmensa cantidad de dinero a la cultura, que en realidad no va a la cultura sino a la administración de la cultura”. Y sigue explicando que en la Dirección General de Cultura en Sevilla había conserjes, guardias de seguridad, funcionarios, pero nada de dinero ante una solicitud suya para un proyecto editorial. En fin, esto es España.

 

sábado, 13 de diciembre de 2025

PIO BAROJA. FINALES DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL XX.


  Baroja en su tercer libro de memorias: FINALES DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL XX perteneciente a la última vuelta del camino. Me encanta Pla y creo que Baroja es el que, para mí, más se parece en estilo, o al revés; se podría decir que Pla se parece a Baroja. Lo cuenta todo con gran convencimiento, aunque a veces tenga uno que reírse de sus salidas. Este libro lo vi en la Cuesta de Moyano y me lo vendió junto con otro de la Caro Raggio por veinte euros. Poco me parece para el placer intelectual que procuran. Ya lo dije una vez: con Baroja se tiene material inagotable para toda la vida.

  Aquí se cuenta el Madrid literario de eso, el París de entonces, los meses pasados en Londres, del Madrid de finales del XIX y principios del XX. Y lo cuenta de un modo divertido, al estilo Pla o Baroja. Lleno de anécdotas, de escenas cómicas redondas. “un pintor, tenía una buhardilla tan estrecha que no le cabía en ella más que la cama, y cuando quería estirarse le era indispensable sacar los pies por el tragaluz del tejado”. “Alberto Lozano, poeta andaluz que vivía escribiendo artículos encomiásticos en un periódico de bombos”. Y añadía: “El señor tal es el cacique más importante de la provincia de Tarragona, y aun así hay algunos que le niegan sus votos”. Cuántos periodistas de hoy en día, de principios del XXI se dedican a eso, al bombo. “Es una muestra de la cándida inmoralidad que produce el hambre”.

  Una anécdota atribuida a Ricardo Fuente que tenía un familiar militar. “Tenía un pariente militar, que cuando le tocó ir a Marruecos, en aquella época de la guerra de Melilla en que mataron al general Margallo, en vez de ir a África pidió el retiro. Mi amigo advirtió al militar: -Chico, me parece que vas a quedar como un cerdo. A lo que el pariente replicó: -Sí, es verdad, pero como un cerdo vivo”.

  Habla de política y de la sociedad de su tiempo y lo hace con criterio auqnue a veces uno no esté de acuerdo con él: “Entre Marx y Nietzsche han oscilados las corrientes del final del siglo XIX y principios del XX. Con ese sedimento dogmático, las dos fuerzas políticas antagónicas, en la práctica, tenían muchas tendencias iguales, el mismo culto por el Estado y la misma preocupación por el trabajo material y la misma indiferencia por la libertad del espíritu. Era un preámbulo de la vulgaridad y de la mediocridad del siglo que comenzaba”. En esto cómo no voy a estarlo.

  Habla del estilo literario y del esfuerzo en escribir bien. “Supongo que en la literatura no se aprende nada, y que lo que se aprende vale poco”, en esto no puedo estar de acuerdo. Nunca termina uno de aprender.

  Estaba en la cafetería del barrio donde vive mi madre y leía este libro. Llegó ella y fui al servicio dejando el móvil encima de la página por la que iba mi lectura. Cuando salí mi madre lo había ojeado y se había perdido por donde iba. Se disculpó: no pasa nada, sabía que iba por un recién párrafo subrayado: “A mí nunca me han tachado de homosexual, y, naturalmente, no tengo éxito”. Recordemos que estamos a principios de siglo XX. Luego vino una amiga, muy simpática y cariñosa, y hablamos de libros. A mí me decía que le gustaban más ligeros que este, tipo Entre Costuras o el último premio Planeta, picante y erótico, explicó. Mi madre le dio la razón y dijo que el último que le había dado yo para leer era infumable. San Manuel Bueno y mártir, de Baroja, dijo. No mamá, es de Unamuno y yo lo he leído dos veces. Me encantó pero está claro que hay y debe haber público lector para todo. Bastante es ya que lean.

  No pierde la oportunidad para meterse con el comunismo o con el anarquismo. Y me parece muy bien: “Se explica que Picasso se haya declarado últimamente comunista, es decir, en rebeldía con la opinión general, aunque el comunismo puede llegar a ser como empieza a ser ya en Rusia: un sistema aristocrático, militarista y burgués”. Cuánto de acuerdo estoy.

  Me ha hecho gracia una anécdota que cuenta sobre lo de leer en público, qué de mal gusto puede llegar a ser: “Si me lee usted algo, yo le leo”. Como una amenaza o tortura.

  Una definición sui géneris sobre lo que debe ser un escritor: “es un hombre que debe tener un empleo, que debe ir a un café a hablar mal de este o del otro, a decir que escribir es una tontería y que a él no le gusta escribir. Entonces ya tiene la simpatía de los tontos de café que se creen listos, y lo elogian con entusiasmo, porque el escritor es tan tonto como ellos”.

  Y otra vez sale El Fuego, de Barbusse. Debo comprarlo ya.

  Al final dice que cree que su mejor libro es El árbol de la Ciencia, y creo que también tiene en esto razón. Ahora me queda en la recámara Las Furias. Siempre hay que tener un Baroja en la recámara, o al menos uno a la vista.

lunes, 8 de diciembre de 2025

JORGE EDWARDS. PERSONA NON GRATA.

  Había leído tres libros del escritor chileno: El museo de cera, El inútil de la familia, La muerte de Montaigne, que me encantó, y éste. Lo compré en la feria del libro de Recoletos a finales de septiembre. Y cuando lo vi me acordé de una entrevista-charla creo que en la Fundación Juan March. Aparte del tiempo que se cuenta este relato: La Habana, Cuba, en 1971, en esa charla contó algo que nunca he olvidado y que me llamó poderosamente la atención: El que el régimen de Castro mandó tres días de luto por la muerte del dictador Franco en el año 1975. Las autoridades quisieron desmentirlo pero Edwards se encargó de transmitirlo a los periodistas de España.

  En la contraportada dice Magnus Enzensberger: “Fue el primer escritor importante del extranjero en notar que algo había ido irrevocablemente mal en la Revolución cubana”.

  Edwards le hace decir en repetidas ocasiones a Fidel Castro: “Seremos malos para producir, pero para pelear sí que somos buenos”.

  Baroja dijo: “En España lo que se paga no es el trabajo sino la sumisión”.

  Un ejemplo de lo que pasó en el principio de la Revolución y su postura recalcitrante ante cualquier cosa que oliera a iniciativa. “Alguien dijo que el cinturón de la capital había estado ocupado anteriormente por pequeños propietarios chinos, que cultivaban las lechugas y las hortalizas que abastecían la ciudad. En una arremetida política, el gobierno había expropiado a estos parceleros, que constituían un enclave capitalista y obedecían en su actividad a oscuros estímulos materiales. Desde entonces, la lechuga pasó a ser artículo de lujo, para consumo de diplomáticos y de otros privilegiados”.

  “-¿Y qué secretos vamos a tener? –le decía yo-. El único verdadero secreto de esta embajada es que no tiene secretos. Pero hay que impedir a toda costa que se divulgue”.

  Y en el Prólogo una frase de Guillermo Cabrera Infante: “No hay delirio de persecución ahí donde la persecución es un delirio”.

  Jorge Edwards murió en 2023.


 

miércoles, 3 de diciembre de 2025

JULIO LLAMAZARES. EL VIAJE DE MI PADRE. Y LA BARTOLI EN EL AUDITORIO


 

  Llegamos al Auditorio con las campanas de aviso de cierre de puertas. Nuestra puerta era la 11  y no la encontrábamos. Estaba arriba en el gallinero. No había butacas más alejadas del escenario. Así, la obra comenzó inmediatamente. Bartoli era Orfeo e iba vestido de traje negro.

  En la ópera se habla de Orfeo, el músico incomparable, y su amada esposa, Eurídice.

 

El relato comienza con Orfeo sumido en una desesperación inmensa por la repentina muerte de Eurídice. Su dolor es tan profundo que decide desafiar lo imposible: descender al Inframundo para rescatarla. Armado únicamente con el poder de su canto y su lira, Orfeo logra conmover a los espíritus vengadores y hasta al mismísimo rey de Hades, Perséfone (o Hades), quien, conmovido por su arte, acepta permitir que Eurídice regrese a la vida. Diríamos que Amor y la música se apiadan.

 

Sin embargo, esta gracia viene con una condición: en el viaje de vuelta al mundo de los vivos, Orfeo debe caminar delante de ella y no debe mirarla hasta que hayan salido completamente del Inframundo.

 

El camino de regreso es una tortura emocional. Eurídice, sin comprender la prohibición de mirarla, comienza a dudar del amor de su esposo, creyendo que su rechazo a mirarla significa que ha dejado de amarla o que ella ha perdido su belleza. Desesperada, exige una mirada o prefiere volver a la muerte. Orfeo intenta resistir, pero la angustia de Eurídice y su propio anhelo son insoportables. Incapaz de seguir viendo sufrir a su amada, se da la vuelta y la mira, rompiendo la promesa.

 

Inmediatamente, Eurídice muere por segunda vez.

 

Devastado, Orfeo se lamenta con un dolor aún mayor, dispuesto a quitarse la vida para unirse a ella. En ese momento de máxima aflicción, interviene Amor (el dios Cupido), quien detiene a Orfeo. Como recompensa a la pureza y constancia de su amor, Amor decide revivir a Eurídice, concediéndoles a ambos un final feliz.

 

La ópera, en esencia, es una reflexión sobre el poder ilimitado del arte (la música de Orfeo), capaz de doblegar incluso a la Muerte, y a la vez, sobre la fragilidad de la naturaleza humana (la duda y el impulso que hacen a Orfeo fallar).

  Esta es esencia el resumen de la obra de Gluck (con ayuda de la IA).

  Duró exactamente hora y media. A la salida nos fuimos directamente a las inmediaciones de casa a una pizzería porque me apetecía horrores algo que oliera a queso derretido y orégano.

 

  El libro de Llamazares es un viaje por la España vacía. Pueblos abandonados y que en su día fueron un importante nudo de comunicaciones. Leyendo la prensa la noticia de un joven de 38 años como único habitante de un pueblo de Soria, Benamira. 1800 pueblos en España cuentan con un único habitante. El pueblo más cercano está a 10 kilómetros, Medinaceli. Dice que lleva una vida sencilla. Es decir, lo más parecido a estar muerto.

 

  Todos los libros de Llamazares de viaje me han encantado. Tras-os-Montes, El río del olvido y, aunque sea novela también La lluvia amarilla. En este recorre ochenta y tantos años después el que hiciera su padre de forma obligatoria jugándose la vida en cada pliegue de terreno. O en cada esquina. “Hay seis pueblos en España que fueron destruidos en la guerra y que nunca los reconstruyeron: Corbera de Ebro, en Cataluña, tres en Guadalajara, y Belchite y Rodén aquí, en Aragón… Yo he visto tres de los seis y le puedo asegurar que el que más impresiona es Rodén”, le dice un lugareño.

  Los dramas del azar en la guerra: “creyeron que el Ejército de Franco ya estaba dentro de la ciudad y colgaron banderas nacionalistas de los balcones, sufriendo por ello las represalias de elementos republicanos en retirada que, enfurecidos por la derrota, incluso llegaron a arrojar bombas dentro de los refugios antiaéreos según contó”.

 

  Cuando leía la llegada a Villafamés y se puso a relatar la gran roca que hay subiendo el pueblo con la iglesia al lado recordé que estuvimos hace poco. A veintiséis kms de Castellón donde pasábamos unos días de descanso. “Villafamés, es el puebloal que me dirijo, surge enseguida en lo alto de una montaña tan impactante como lo imaginaba”.